Cuba y los rituales de Fin de Año

En diciembre, las supersticiones son un elemento fijo en la cultura cubana, aunque no todos las toman en serio ni influyen significativamente en el comportamiento social.

Claudia, este 31 de diciembre, enfrentará un desafío. A medianoche, planea ajustarse la ropa interior, una pieza roja para la pasión y otra verde para la salud. Luego, correrá con una maleta para simbolizar su deseo de viajar en el nuevo año.

Antes de partir, Clau (como la conocen) retirará su anillo de matrimonio, lo colocará en una copa para brindar, creyendo que esto traerá felicidad y prosperidad económica a su relación. En medio de esto, debe evitar tragarse el anillo, mientras prepara un cubo de agua para arrojarlo por la ventana a medianoche, un gesto para deshacerse de lo malo.

Mientras realiza este ritual, Clau comerá 12 uvas o pasas, pidiendo un deseo por cada una. Con el cubo vacío en una mano y la copa en la otra, dará un beso al primero que esté cerca para asegurarse amor y amistad, evitando la soledad.

Después de los momentos iniciales, marcados por gritos y lágrimas, todos se dirigirán a la calle para encender un muñeco de tela relleno de paja, que representa al año viejo. Como si fueran neandertales descubriendo el fuego por primera vez, danzarán alrededor de las llamas hasta que el muñeco se consuma completamente. Luego, regresarán a sus hogares para seguir disfrutando de bebidas, comida y baile.

Aunque se esfuerce en seguir todos los rituales, Claudia sabe que su suerte no cambiará solo por practicar estas costumbres. La mayoría de los cubanos comparten esta percepción. Las supersticiones son parte del patrimonio cultural, pero no determinan las acciones sociales.

Las tradiciones, costumbres, leyendas y creencias forman parte del patrimonio espiritual cubano. Por ejemplo, el temor a los gatos negros, espejos rotos o sal derramada, y objetos protectores como tiras rojas en vehículos, son manifestaciones de estas creencias.

Las supersticiones sobre la buena y mala suerte también son comunes: la creencia en la fortuna asociada con elefantes, el dinero contado en la cama o picazón en las manos. Algunas prácticas, como cruzar los dedos o tocar madera, tienen raíces antiguas, relacionadas con el culto a los árboles en sociedades celtas.

En la era moderna, con la adivinación digital y teorías científicas avanzadas, algunas de estas prácticas parecen anticuadas. Sin embargo, muchas personas siguen participando en ellas, ya sea por diversión, moda o respeto a las tradiciones familiares. Así, aquellos que pasen bajo balcones y ventanas en la víspera de Año Nuevo podrían recibir un chapuzón de agua, un gesto para alejar la mala suerte y esperar el cambio que prometieron hace 60 años.