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Archivos de Kennedy: ¿Un millonario sueco y defensor de Fidel Castro alertó sobre el asesinato? (VII)
Una inquietante información llegó a la Embajada de EEUU en Suecia días después del magnicidio
Periódico Cubano ha comenzado una revisión de las 80.000 páginas relacionadas con el fatal tiroteo del 22 de noviembre de 1963. (Foto © Periódico Cubano – Grok)
Según los nuevos documentos desclasificados sobre el asesinato de John F. Kennedy, un sueco adinerado y simpatizante del fallecido dictador Fidel Castro habría alertado sobre el magnicidio unos días antes de que ocurriese en la ciudad de Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963.
La información de este caso se encuentra contenida en el archivo número 124-10163-10134, revisado por Periódico Cubano en la página web de los Archivos Nacionales de Estados Unidos (NARA, por sus siglas en inglés).
En el documento se relata que, el 29 de noviembre de 1963, Adolph Jay Albrecht, un redactor publicitario industrial, se presentó por voluntad propia en la Embajada de EEUU en Estocolmo, Suecia, con una inquietante información.
Albrecht solicitó hablar con un “oficial de seguridad” de la sede diplomática, con el objetivo de hacer una declaración que implicaba a un ciudadano sueco. Según su relato, Charlotte Aberg, una antigua novia suya, le había contado sobre una conversación con Karl-Erik Ridderstrale, un hombre de la alta sociedad sueca, quien, al estar ebrio, aseguró frente a ella que Kennedy sería asesinado en un viaje adentro de EEUU.
Una parte del documento desclasificado sobre el asesinato de John F. Kennedy y su relación con un adinerado sueco. (Foto © NARA)
Este comentario había tenido lugar el 15 de noviembre de 1963, unos días antes de que el presidente demócrata muriera a causa de dos disparos supuestamente realizados por Lee Harvey Oswald.
El 27 de noviembre de 1963, Charlotte Aberg, preocupada por la precisión de las palabras de Ridderstrale, se comunicó con Albrecht para informarle de lo escuchado. La mujer, nacida en 1943 y residente en Suecia, describió a Ridderstrale como un hombre tranquilo y refinado, aunque con inclinaciones políticas de izquierda y un firme partidario de Fidel Castro.
Aberg fue citada a la Embajada de EEUU el 4 de diciembre de 1963. En su entrevista, ella relató una versión similar de los hechos, aunque con algunas diferencias en los detalles. En su relato, mencionó que Ridderstrale no había dado un plazo de dos semanas, como inicialmente había indicado Albrecht, sino que simplemente había dicho “pronto”, lo que dejaba abierta la interpretación de cuándo exactamente ocurriría el asesinato.
Además, Aberg desconocía por completo cualquier detalle sobre el asesinato de Kennedy antes de que su exnovio le alertara sobre los comentarios de Ridderstrale.
La embajada estadounidense, interesada en esclarecer la veracidad de esta información, instó a Aberg a comunicar estos detalles a las autoridades suecas, y en consecuencia, la mujer fue entrevistada por la policía en su país.
Sin embargo, en su segunda comparecencia ante la embajada norteamericana el 9 de diciembre de 1963, la mujer mostró cierta confusión, y no pudo explicar cómo había llegado a decir que Ridderstrale había hablado sobre el asesinato de Kennedy.
En el documento solo se dan detalles de identificación de Albrecht. Según el archivo desclasificado, este hombre nació el 15 de junio de 1926 en Nueva Jersey, había servido en la Armada de EEUU entre 1947 y 1955, aunque su servicio activo fue limitado a solo dos semanas.
Este hobre trabajaba en la agencia de publicidad Andersson y Lembke, ubicada en Luntmakargaten 95. En el archivo también se dice que era titular del pasaporte estadounidense No. D 294080.
Los archivos de la embajada, sin embargo, no arrojaron ninguna información adicional sobre Albrecht, Aberg o Ridderstrale que pudiera vincularse con el asesinato del presidente número 35 de EEUU.
Este caso pone de relieve una de las tantas coincidencias extrañas y preguntas sin respuesta que continúan rodeando el asesinato de Kennedy. Si bien las autoridades suecas no encontraron evidencia que vinculase a Ridderstrale con la trama del asesinato, las implicaciones de sus palabras siguen siendo objeto de especulación.
Otros documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy revisados por Periódico Cubano
En la reciente desclasificación de los archivos sobre el asesinato de John F. Kennedy, un documento revela que Lee Harvey Oswald, el presunto autor material del magnicidio, habría intentado obtener una visa para viajar a Cuba en la sede consular de la Isla en Tampico, México.
Esta información fue revelada después de que se conociera que, en septiembre de 1963, Oswald viajó a la Ciudad de México, donde visitó tanto la embajada soviética como la cubana, con el propósito de obtener un visado de tránsito hacia Cuba, con la eventual intención de llegar a la Unión Soviética.
Los documentos divulgados por orden del presidente Donald Trump, también revelaron una operación clandestina realizada por un grupo anticastrista. El objetivo de este grupo era contaminar el azúcar que se exportaba de Cuba hacia la Unión Soviética.
En otro de los archivos, también publicado por Periódico Cubano, se registra una conversación grabada entre el diplomático y empresario estadounidense William D. Pawley y un cubano no identificado. En esta conversación se discute la creación de un movimiento clandestino y un sabotaje a la producción de azúcar en Cuba, impulsado por grupos anticastristas.
Entre los documentos revisados, existe información del diplomático cubano Antonio Rodríguez Echazábal, quien fue rechazado por el Departamento de Estado de EEUU tras su deserción del régimen castrista. Echazábal forma parte de un grupo de figuras cercanas al entorno cubano que podrían haber tenido algún conocimiento o vinculación con los eventos relacionados con el asesinato.
Además, los archivos incluyen detalles sobre José Ricardo Rabel Núñez, un cubano que actuó como doble agente para los gobiernos de Washington y La Habana.
Por último, uno de los documentos encontrados revela que Fidel Castro viajó a Moscú antes del magnicidio, con el fin de seguir buscando el apoyo del bloque soviético. Durante esta visita, el mandatario insistió en que Cuba no se convertiría en un “satélite dócil” de la URSS.