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Cuba en crisis: el fracaso de los topes de precios y la economía que el gobierno niega

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Cuba en crisis: el fracaso de los topes de precios y la economía que el gobierno niega

La coexistencia de precios topados en tiendas estatales y precios desorbitados en tiendas en MLC o USD revela otra distorsión intolerable

La situación refleja la imposibilidad de un Estado ineficiente y sobrecontrolador para garantizar servicios básicos. (Captura de pantalla © Ary Tenorio – YouTube)

Un reciente artículo publicado en Cubadebate expone con claridad la dramática situación que atraviesa Cuba en cuanto a inflación, desabastecimiento y regulación de precios. A casi un año de la entrada en vigor de la Resolución 225 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), que estableció topes máximos a productos esenciales —pollo, aceites, leche en polvo, pastas, salchichas y detergente—, el fracaso de esta política es contundente y evidente para cualquier observador.

Los datos concretos del reportaje revelan que productos básicos, como el kilo de pollo troceado, alcanzan precios que oscilan entre 680 y 2.500 pesos cubanos (CUP), según la provincia; el litro de aceite fluctúa entre 1.000 y 1.300 CUP; y la leche en polvo puede llegar hasta los 4.000 CUP el kilogramo. Estas oscilaciones y precios elevados muestran que los topes fijados desde el Estado no se respetan ni se cumplen, agravando la crisis en lugar de aliviarla.

Esta medida, concebida por el aparato burocrático y stalinista tenía el objetivo de contener la inflación, pero termina siendo una ilusión que alimenta un círculo vicioso: la escasez crónica, el surgimiento de mercados paralelos y la destrucción de incentivos para la producción. El control administrativo de precios, sin un aumento paralelo en la oferta, provoca que los productos regulados desaparezcan de las tiendas oficiales para reaparecer en el mercado negro a precios incluso más altos.

La experiencia con el pan subsidiado, detallada en el artículo, es emblemática. La reducción del gramaje y la caída en la calidad, junto a precios que superan lo oficial, reflejan la imposibilidad de un Estado ineficiente y sobrecontrolador para garantizar servicios básicos, mostrando además la impunidad que impera en las cadenas de control.

Los comentarios de los cubanos en redes sociales reflejan el sentir de un pueblo cansado y desesperado. La mayoría critica abiertamente la política intervencionista del gobierno y coincide en que la única vía para estabilizar precios es incrementar significativamente la oferta, algo imposible bajo el modelo actual.

Usuarios como Valencia y Raúl Sánchez Cordovi insisten en que sin estimular la producción —mediante reducción de impuestos y burocracia— no habrá precios justos ni estables. La ausencia de comercio electrónico efectivo y la dependencia del efectivo agravan la crisis.

Además, Preocupado Colorado expone las contradicciones internas: la eliminación parcial de impuestos aduanales coincide con un aumento de la tasa cambiaria y con la imposición de intermediarios oficiales que han demostrado ineficiencia, corrupción y daños económicos al país. A esto se suman apagones prolongados y limitaciones en horarios bancarios que elevan costos y fomentan el mercado negro.

La coexistencia de precios topados en tiendas estatales y precios desorbitados en tiendas en MLC o USD revela otra distorsión intolerable para una población con salarios que apenas superan los 5.000 pesos mensuales.

Corrupción y mercado informal: la sombra que cubre toda regulación

La corrupción generalizada en los procesos de fiscalización es denunciada reiteradamente por usuarios como Eduardo y Mary, quienes señalan la complicidad de inspectores y funcionarios con los vendedores que incumplen la regulación. La figura del intermediario es señalada como uno de los mayores lastres para el comercio, multiplicando los precios sin control ni sanción efectiva.

El surgimiento de vendedores ambulantes y “merolicos” que operan a plena luz del día con productos regulados a precios abusivos, sin ser molestados, es una muestra más de la ineficacia del sistema de control estatal y la impunidad vigente.

Con un salario mínimo de 2.100 CUP y una pensión aún más baja resulta imposible comprar alimentos en Cuba. (Captura de pantalla © Ary Tenorio – YouTube)

El verdadero problema: un modelo económico fracasado

El círculo vicioso entre salarios bajos, altos precios y falta de producción solo puede romperse con una reforma estructural profunda. El artículo de Cubadebate sirve como base para entender que la causa principal es el modelo intervencionista que el gobierno insiste en mantener.

Desde la óptica liberal, los controles de precios son una práctica obsoleta y dañina que solo genera escasez y corrupción. En Cuba, estas medidas no solo son ineficaces, sino que sirven para disfrazar la incapacidad del Estado para permitir que la economía funcione por sí misma.

La solución debe pasar por eliminar impuestos distorsionantes, flexibilizar las regulaciones, permitir la competencia real, facilitar el acceso a divisas, promover la inversión y la iniciativa privada, y garantizar un mercado libre donde la oferta y la demanda establezcan precios reales.

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