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Cubanos construyen antenas criollas para mejorar la conexión a Internet de Etecsa
Desde la llegada del Internet por datos móviles en 2018, los cubanos han experimentado constantes problemas con la cobertura y estabilidad de la red
La antena en el exterior se conecta por un cable a una base donde debe ponerse el teléfono para que agarre conexión. (Imagen incrustada con HTML © Tecnología Cuba – Web)
En Cuba, donde la conexión a internet sigue siendo un lujo inestable, muchos ciudadanos han encontrado en la creatividad una solución para mejorar la cobertura. La estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) reconoció recientemente que sus radiobases carecen de respaldo energético, lo que significa que en medio de apagones de hasta 20 horas, la mayoría de las antenas celulares dejan de funcionar, afectando gravemente la comunicación en el país.
Desde la llegada del Internet por datos móviles en 2018, los cubanos han experimentado constantes problemas con la cobertura y estabilidad de la red. La infraestructura obsoleta, la saturación de las pocas radiobases disponibles y la falta de inversión han convertido el acceso a Internet en una experiencia frustrante. Ahora, con la crisis energética, los apagones han agravado la situación, dejando a millones de cubanos desconectados durante horas e incluso días.
Ante este panorama, muchos han optado por fabricar sus propias antenas amplificadoras de señal. Estas estructuras “criollas” han permitido a algunos usuarios mejorar su conexión y, en ciertos casos, lograr estabilidad suficiente para realizar videollamadas, trabajar o estudiar en línea.
¿Cómo funcionan las antenas criollas?
Las antenas caseras son amplificadores de señal que captan la red móvil con mayor eficiencia que los propios teléfonos. Su diseño consiste en una serie de discos metálicos (preferiblemente de cobre o aluminio) colocados a distancias precisas dentro de un perno.
La antena se instala en el techo de la casa y se conecta mediante un cable coaxial a una base receptora dentro del hogar. Este sistema permite que el teléfono reciba la señal por inducción, mejorando la cobertura y optimizando el consumo de batería del dispositivo.
Construir una antena de este tipo en casa requiere precisión. Los elementos básicos para su fabricación incluyen:
- Discos metálicos (cobre o aluminio) cortados en medidas específicas.
- Un perno metálico donde se colocan los discos con separación exacta.
- Cable coaxial, que transporta la señal desde la antena exterior hasta la base en el interior.
- Una base receptora, diseñada para transmitir la señal por inducción al teléfono móvil.
Muchos cubanos, sin acceso a herramientas o materiales adecuados, prefieren comprar estas antenas ya fabricadas. Actualmente, hay un mercado creciente de estos dispositivos y se cotizan en alrededor de 12.000 pesos cubanos (CUP), una tarifa que incluye la instalación y garantía de funcionamiento.
Periódico Cubano consultó a un experto para conocer si realmente estas “antenas criollas” pueden mejorar la conexión a la red de datos móviles.
“Las antenas caseras sí pueden mejorar la señal en ciertas condiciones, sobre todo en zonas con baja cobertura. Sin embargo, su eficacia depende de varios factores, como la proximidad de la radiobase más cercana, la correcta orientación de la antena y la calidad de los materiales utilizados en su construcción. No son una solución mágica, pero pueden marcar una diferencia en la experiencia del usuario”, indicó el ingeniero consultado.
El experto también advierte sobre posibles interferencias y pérdidas de señal si la antena no está bien calibrada. Además, señala que la mayor limitación sigue siendo la propia infraestructura de ETECSA, que, al estar sobrecargada y sin respaldo energético suficiente, no garantiza una conexión estable incluso con estos amplificadores.
El fenómeno de las antenas criollas es solo una muestra más del ingenio con el que los cubanos enfrentan las carencias tecnológicas impuestas por un sistema ineficiente. La falta de inversiones en el sector de las telecomunicaciones, sumada a la crisis energética, ha obligado a la población a buscar soluciones por cuenta propia para mantenerse conectada en un mundo cada vez más digitalizado.