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La crisis en las empresas estatales tiene a miles de cubanos sin agua y con 11 mil fosas sin limpiar
En La Habana, la crisis ha obligado al gobierno a invertir 88.2 millones de pesos para trasladar agua mediante pipas, una solución costosa que no resuelve las causas estructurales del problema
La solución de llevar el agua en pipas no ataca la causa del problema y, además, no hay suficientes vehículos ni combustible. (Captura de pantalla © Canal Caribe – YouTube)
Un total de 11 empresas estatales subordinadas a la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) Agua y Saneamiento terminarán el 2024 con sustanciales pérdidas económicas, lo cual complica la crisis de abasto de agua a la población y la limpieza de fosas de vertimiento.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) reconoció la gravedad de la situación durante el reciente análisis en la Asamblea Nacional del Poder Popular. José Antonio Hernández Álvarez, presidente de la OSDE Agua y Saneamiento, informó que la previsión inicial era cerrar el año sin pérdidas, pero el aumento desproporcionado de tarifas y los altos costos operativos desatados por el ordenamiento económico todavía golpean a la empresa estatal a más de tres años de su implementación.
La situación de las fosas en vertimiento es crítica. Más de 11.000 permanecen sin limpiar, lo que representa un riesgo sanitario para la población. Hernández Álvarez destacó que la falta de combustible, cemento y asfalto ha paralizado labores fundamentales, como la reparación de salideros y la mejora de redes de distribución de agua potable.
Además, la dependencia del sistema electroenergético agrava el problema: entre el 60% y el 70% de las comunidades afectadas dependen de estaciones de bombeo que no funcionan por falta de electricidad. Los apagones por más de 20 horas diarias que se han presentado a lo largo del 2024 intensifican el problema y suman miles de cubanos a la lista de pobladores que no cuentan con el servicio de agua por el alcantarillado.
En todo el país se estima que más de 200.000 familias no reciben el agua, siendo Artemisa una de las provincias con mayor problema al presentar más de 12 mil. En estos casos, la solución es llevar el agua en pipas, pero no hay suficientes vehículos ni combustible.
Por ejemplo, en La Habana, la crisis ha obligado al gobierno a invertir 88.2 millones de pesos para trasladar agua mediante pipas, una solución costosa que no resuelve las causas estructurales del problema. Las multas y tarifas desajustadas para los consumidores de alto consumo también han sido criticadas por estar fuera de contexto ante la actual crisis económica.
Durante el 2024 en Las Tunas se produjo el robo de paneles solares, una tecnología clave para el cambio de matriz energética en el abasto de agua. Los equipos instalados para alimentar el bombeo en zonas rurales de municipios como Puerto Padre, Colombia y Jobabo fueron sustraídos en pocos meses, dejando a miles de cubanos sin servicio de agua potable.
Por su parte, Inés María Chapman, viceprimera ministra, hizo un llamado a la participación popular para proteger los paneles solares y otros recursos vulnerables. “Si un organismo necesita la participación ciudadana, es este”, afirmó Chapman.
La crisis también afecta a los trabajadores del sector. Ariannis Sierra Fiss, diputada de Guantánamo, denunció el déficit de herramientas y los bajos salarios, inferiores a la media empresarial de la Isla. Esta situación impacta directamente en la eficiencia de las reparaciones y el mantenimiento.
A pesar de los 102 millones de dólares donados por el Fondo Kuwaití desde 2003 para rehabilitación hídrica en provincias como La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, la situación no ha mejorado significativamente. Más de dos millones de cubanos reciben agua cada tres días o más, mientras que 478 asentamientos carecen de redes de acueducto.