NOTICIAS DE CUBA
Insisten en la intervención estatal del mercado cambiario, pero advierten que “el riesgo es alto”
El ministro de economía, Joaquín Alonso Vázquez, evitó dar el cronograma de la implementación de una tasa de cambio flotante, controlada por el Estado
“Actualmente, existen tres tasas de cambio en la economía, lo que genera desarticulación entre los actores económicos”, explicó. (Captura de pantalla © Canal Caribe – YouTube)
Desde hace meses el régimen castrista viene amagando con la intervención del mercado cambiario, donde quiere imponer una tasa de cambio flotante entre el peso cubano (CUP) y el dólar estadounidense (USD). Los más altos funcionarios saben que la actual relación fija de 120 CUP por USD no refleja las condiciones del mercado, razón por la cual hay una tasa informal en el mercado paralelo donde sí se dan las transacciones de compra y venta.
Durante el 9.º congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), celebrado en La Habana, el ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, volvió a referirse al tema al indicar que el objetivo del gobierno sigue siendo la intervención del Estado, pero advirtió que existen un alto riesgo de que todo salga mal. La consecuencia sería un empeoramiento (aún más) de la situación económica del país.
Según el ministro, el gobierno cubano tiene como objetivo estabilizar la macroeconomía, enfocándose en tres áreas clave: el aumento de las exportaciones, la reforma del mercado cambiario y la reducción del déficit fiscal.
“Actualmente, existen tres tasas de cambio en la economía, lo que genera desarticulación entre los actores económicos”, explicó. En ese sentido, acotó que “el riesgo es alto” pues “cualquier medida en este ámbito debe garantizar que la tasa de cambio no se dispare, algo muy difícil en un contexto con escasez de divisas y baja oferta mercantil”.
Sobre la dolarización, Alonso Vázquez indicó que “el dólar se ha convertido en un mecanismo de interconexión, lo que ha derivado en una dolarización parcial de la economía”.
Contradictoriamente, la dirección del gobierno es avanzar en la dolarización sin resolver ningún problema. La estrategia es ganar tiempo y ver cuánto tiempo más los cubanos pueden aguantar sin pedir cuentas al régimen. Todo ello mientras espera por otro salvavidas externo de alguno de sus aliados internacionales (Rusia, China, Vietnam o Venezuela).
“No nos queda más opción que avanzar en una dolarización parcial, aunque el objetivo final sigue siendo la desdolarización. Esto lo reiteramos”, enfatizó el ministro.
Críticas de los expertos y la falta de autocrítica del gobierno
El economista Pedro Monreal señaló que las propuestas del ministro carecen de una base sólida para abordar la crisis estructural de largo plazo. Según Monreal, el sistema de planificación centralizada, sobre el que se basa el modelo económico cubano, está obsoleto y necesita ser reemplazado por un sistema económico más flexible y orientado a los precios del mercado.
El experto también cuestionó la visión oficial sobre la reforma cambiaria, calificando como “ambiguo” el término utilizado por el gobierno para describir el proceso. En su intervención, Monreal subrayó la falta de autocrítica en el discurso oficial y la tendencia de los funcionarios a responsabilizar a otros actores por los problemas económicos, sin ofrecer soluciones claras.
Uno de los puntos más controvertidos en el discurso de Alonso Vázquez fue la mención de la desigualdad en la distribución del efectivo y del ahorro. Según el ministro, el 10% de la población controla el 60% del efectivo fuera del sistema bancario, mientras que el 2% de los ahorristas posee más del 50% de los saldos bancarios. Esta disparidad en la distribución de la riqueza pone de manifiesto una de las mayores problemáticas estructurales del país.
Monreal, por su parte, destacó que el sistema de ahorro bancario podría ser una fuente importante de inversión privada. En su opinión, una mayor inversión privada podría generar empleos y mejorar la oferta de productos, a pesar de los temores de que esto fortalezca el sector capitalista y agrave la desigualdad.
La intervención de Alonso Vázquez también dejó entrever la inacción del gobierno en cuanto a la transformación de la estructura empresarial cubana. Monreal criticó la persistencia de un sistema económico altamente centralizado, donde más del 50% de la estructura empresarial sigue siendo presupuestada, y las OSDEs continúan siendo entidades ministeriales.
El economista advirtió que sin una transición hacia un modelo más descentralizado y con la participación del sector privado, el país corre el riesgo de enfrentar una “bancarrota” económica.
Un punto que causó particular sorpresa fue el intento del gobierno de “revitalizar la producción azucarera” a niveles de la década de los 70, con la meta de alcanzar 8 millones de toneladas.
Monreal cuestionó seriamente esta meta, calificándola como una “alucinación”, dado el estado actual de la industria azucarera y las limitaciones del modelo económico cubano. Esta declaración fue vista por muchos como un intento de distraer a la población con promesas poco realistas.