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La doble moral del canciller Bruno Rodríguez: sus críticas a EEUU mientras reprime en casa

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La doble moral del canciller Bruno Rodríguez: sus críticas a EEUU mientras reprime en casa

Las costumbres aprendidas en los manuales del marxismo y las técnicas de control ideológico de Stalin

Organismos internacionales aseguran que las condiciones en las cárceles de Cuba no cumplen con los estándares. (Imagen de referencia © Periódico Cubano – Grok)

El canciller castrista, Bruno Rodríguez Parrilla, publicó recientemente un tuit en el que criticó el sistema penitenciario estadounidense, mencionando condiciones insalubres, maltrato a reclusas y denuncias de abusos sexuales.

En este mensaje, el funcionario también acusó a Estados Unidos de destinar recursos a financiar guerras en lugar de garantizar derechos humanos en su propio país. Sin embargo, este posicionamiento no resiste el más mínimo escrutinio cuando se compara con la situación carcelaria y los abusos de derechos humanos que ocurren en Cuba.

En la isla dominada por el sistema comunista desde hace más de 65 años, las violaciones de derechos humanos son una constante que alcanza su máxima expresión en el trato a los presos políticos. Ejemplo de ello es el caso de José Daniel Ferrer, líder opositor y figura clave de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).

Ferrer ha sido sometido a condiciones inhumanas desde su detención en 2021, incluyendo incomunicación prolongada, celdas de castigo y golpizas documentadas. El pasado 19 de noviembre de 2024, fue trasladado de emergencia a un hospital tras recibir una brutal agresión en la prisión de Boniato. Este incidente es un reflejo de las penurias que enfrentan quienes osan desafiar al régimen.

Por otro lado, está el caso de Manuel Guillén Esplugas, un joven manifestante del 11 de julio de 2021, que fue asesinado tras recibir una golpiza de los guardias en la prisión Combinado del Este. Su madre denunció que el joven, recluido en condiciones de hacinamiento extremo y sin acceso a atención médica adecuada, sufrió maltratos constantes hasta su fallecimiento. Este es el tercer manifestante del 11J que muere bajo custodia, y su caso se suma a los de Yosandri Mulet Alamarales y Luis Barrios Díaz.

Las cárceles cubanas carecen de las condiciones mínimas. (Foto incrustada con html © Diario de Cuba)

A esto se añaden las cifras alarmantes proporcionadas por organizaciones como Human Rights Watch y Prisoners Defenders. Según estas entidades, más de 1.000 personas permanecen detenidas en Cuba por razones políticas, muchas de ellas incomunicadas, sometidas a torturas y condenadas en juicios sumarios por delitos ambiguos como “desacato” o “desorden público”. En muchos casos, estas condenas derivan de actos tan simples como criticar al gobierno en redes sociales o participar en protestas pacíficas.

El tuit del Ministro de Relaciones Exteriores del régimen, más que una denuncia, es un ejercicio de propaganda orientado a desviar la atención de las graves violaciones de derechos humanos que ocurren en Cuba. Rodríguez Parrilla representa a un sistema que carece de la mínima autoridad moral para criticar a otros mientras mantiene a su pueblo bajo un yugo de represiones, violaciones de derechos y propaganda constante.

La estrategia de Rodríguez Parrilla es clara: condenar los problemas de otras naciones para proyectar una imagen de superioridad moral, mientras ignora o minimiza sus propios abusos. Este enfoque no es nuevo; está profundamente enraizado en las prácticas de adoctrinamiento del sistema comunista cubano, heredadas de los manuales del marxismo-leninismo y las técnicas de control ideológico que se establecieron en la Unión Soviética con el liderazgo de Iósif Stalin.

Muchas presas políticas del 11 de julio son mujeres. (Foto incrustada con html © Cubanet)

En las escuelas cubanas, desde edades tempranas, se inculca un pensamiento único que glorifica al sistema socialista y demoniza cualquier forma de disenso. Las nuevas generaciones crecen sin acceso a una información plural y crítica, lo que perpetúa un sistema donde el análisis independiente y la libertad de pensamiento son sofocados.

Es fundamental que el pueblo cubano y la comunidad internacional reconozcan la hipocresía inherente al discurso del gobierno cubano. Mientras el régimen denuncia las fallas de otros sistemas, sigue oprimiendo brutalmente a quienes exigen libertad y derechos básicos.

Desmantelar la propaganda oficialista y exponer las mentiras del castrismo es un paso crucial hacia la libertad. Es hora de que el pueblo cubano, en su diversidad, tome conciencia de estas verdades y trabaje por despojarse del yugo comunista. Solo así se podrá construir un futuro basado en la justicia, la dignidad y la libertad plena para todos los cubanos.

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