Marco Rubio se perfila como secretario de Estado en el gobierno de Donald Trump

Marco Rubio, de 53 años y de origen cubano, se convertiría en el primer latino en dirigir la política exterior estadounidense. (Captura de pantalla © Convención Nacional Republicana – YouTube)

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha seleccionado al senador de Florida, Marco Rubio, como su nominado para el puesto de secretario de Estado, según fuentes citadas por Reuters y en línea con información publicada anteriormente por The New York Times.

La decisión, que aún no ha sido confirmada oficialmente por el equipo de la próxima administración republicana, requiere como paso adicional la aprobación del Senado, órgano encargado de ratificar o rechazar las propuestas del mandatario.

Para ello, el candidato debe presentarse ante el Comité de Relaciones Exteriores, donde es evaluado en audiencias públicas sobre sus competencias y planes en política exterior. Una vez concluidas las audiencias, el Senado vota en pleno; si obtiene mayoría simple, el candidato asume el cargo oficialmente.

Rubio, de 53 años y de origen cubano, se convertiría en el primer latino en dirigir la política exterior estadounidense. Su nominación marca un giro estratégico en la diplomacia de Trump, en la que Rubio se destaca por su postura firme contra países como China, Irán y Cuba.

Senador desde 2010 y con fuerte influencia en la Cámara Alta, Rubio ha sido un crítico constante de los regímenes en América Latina, apoyando activamente las sanciones a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Actualmente, ocupa el cargo de vicepresidente del Comité Selecto de Inteligencia del Senado y es miembro del Comité de Relaciones Exteriores. Esta trayectoria lo coloca como uno de los líderes más influyentes en la política exterior del país.

Conocido por su respaldo a Israel, fue copatrocinador de una resolución que expresó rechazo a la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual condena la construcción de asentamientos israelíes en territorios ocupados. También ha sido firme en su postura contra los gobiernos autoritarios en América Latina, apoyando sanciones a Cuba, Nicaragua y Venezuela. La comunidad cubana en EEUU, en particular, observa con atención la posible confirmación del senador y el impacto que tendría en la política exterior hacia la Isla.

El nombramiento de Rubio llega en un momento de cambios en el escenario global. En una entrevista reciente, el senador manifestó que EEUU debe adoptar una “política exterior pragmática” ante el ascenso de alianzas entre adversarios como Corea del Norte, Irán, China y Rusia. “El mundo está cambiando rápidamente. Va a requerir que seamos muy pragmáticos y sabios en cómo invertimos en el extranjero y en lo que hacemos”, declaró Rubio en CNN tras la victoria de Trump.

La designación de Rubio sería parte de un equipo de política exterior renovado en el que la congresista Elise Stefanik ha sido nombrada como futura embajadora ante la ONU y el congresista Mike Waltz como consejero de seguridad nacional.

Sobre el tema del conflicto de Ucrania, y a pesar de un apoyo inicial, Rubio ha manifestado varias dudas sobre el manejo de la situación en ese país. En abril pasado, votó en contra de una ley de ayuda de 61.000 millones de dólares al gobierno de Volodímir Zelenski, cuestionando si se estaban atendiendo adecuadamente las preocupaciones sobre inmigración.

A fines de septiembre, declaró en NBC que esperaba que Ucrania tuviera mayor fuerza en una eventual negociación con Rusia, resaltando su deseo de que el país tuviera más poder en la mesa de diálogo. Rubio evitó pronunciarse sobre un posible reparto territorial como parte de un acuerdo, subrayando que su objetivo es “fortalecer la posición de Ucrania”.

Con respecto al presidente Trump, tienen un pasado de rivalidad que quedó en evidencia durante las primarias republicanas de 2016. En ese entonces, el presidente electo ridiculizó al senador de origen cubano como “el pequeño Marco”.

Desde entonces, la relación ha evolucionado, con Rubio haciendo campaña activa en favor de Trump, especialmente en estados con fuerte presencia latina. Este respaldo fue clave para que Trump asegurara la victoria en varios estados y el voto popular a nivel nacional frente a Kamala Harris.