¿Sandro Castro disfrazado de gurú se burla de la realidad cubana?

Para muchos cubanos, escuchar palabras de “diálogo y paz” de un miembro de la familia Castro, incluso sin un cargo oficial, es un recordatorio doloroso. (Captura de pantalla © Sandro Castro – Instagram)

El nieto de Fidel Castro, Sandro Castro, ha vuelto a ser el centro de la controversia, y para algunos cubanos se ha convertido en el “hazme reír” de las redes sociales. El pariente de los Castro publicó un video en el que, vestido con una túnica blanca, porta una paloma en mano y lanza un mensaje por “la paz mundial”.

La publicación, compartida en su cuenta de Instagram, ha generado fuertes reacciones tanto en Cuba como entre la diáspora cubana. En el video, Sandro declara de manera solemne: “Quiero dar un gran mensaje a nuestro planeta, nuestro Universo, la humanidad: no a las guerras… Todos somos igualdad, aunque seamos de diferentes colores, pensamientos, razas, costumbres y religión. Paz y amor para todos”.

Su tono dramático y el gesto místico, con la paloma blanca como símbolo de paz, no tardaron en generar burlas y críticas, principalmente debido a la desconexión entre su mensaje y la realidad que viven miles de cubanos.

El mensaje llega en medio del creciente conflicto entre Irán e Israel, que ha dejado decenas de muertos y ha exacerbado las tensiones internacionales. Sin embargo, lo que más ha enfurecido a muchos cubanos no ha sido el mensaje en sí, sino la figura de quien lo emite.

En un país donde la represión, la crisis económica y la escasez de recursos afectan a gran parte de la población, ver a un heredero de la dinastía Castro hablar de paz y amor mientras sostiene un pájaro en la mano ha sido percibido como una burla cruel.

Reacciones indignadas y sarcasmo en redes sociales

Los comentarios en redes sociales no tardaron en llegar, y muchos cubanos expresaron su molestia con sarcasmo e indignación. Un usuario escribió: “Este es el castigo de los Castro, es la burla de esa familia”. Otro comentario no dudó en calificar a Sandro como “un chamaco para ingreso psiquiátrico”. En general, las reacciones reflejan el creciente rechazo hacia una figura que representa el privilegio de una élite que vive ajena a las necesidades de la mayoría.

Para muchos cubanos, escuchar palabras de “diálogo y paz” de un miembro de la familia Castro, incluso sin un cargo oficial, es un recordatorio doloroso de la desconexión entre el poder y la realidad nacional. Mientras el país enfrenta una crisis política, económica y social, con más de mil presos políticos, según organizaciones independientes, el llamado a la paz de Sandro Castro ha sido interpretado como una ofensiva más a la memoria colectiva de los cubanos.

Sandro Castro, quien actualmente dirige el Bar EFE en el Vedado, La Habana, ha hecho de su figura un emblema del escándalo y el privilegio. En ocasiones anteriores, ha protagonizado videos y publicaciones que han rociado de controversia las redes sociales.

Recientemente, se le vio usando ropa interior femenina como bufanda y despectivamente refiriéndose a las mujeres cubanas en un video para el 8 de marzo. Su constante exposición mediática, en colaboración con influenciadores como Santy Ogbetuá y La Cintumbare, refuerza su imagen de heredero frívolo, completamente desconectado de las luchas cotidianas del pueblo cubano.

No es la primera vez que el cubano desata críticas y repudio en las plataformas digitales por su contenido, muchas veces, alejado de la realidad, y en la búsqueda de lo que pareciera aceptación por humor.