Basurero frente a escuela primaria en La Habana pone en peligro la salud de los estudiantes

Norma Ricardo Santisteban, directora de la escuela de enseñanza primaria “Hermanos Ruiz Aboy”, ubicada en el municipio de San Miguel del Padrón, La Habana, denunció la continuada presencia, durante más de una década, de un vertedero de basura frente al centro que pone en peligro la vida de los estudiantes. 

El pasado 4 de julio, la profesora envió una misiva al departamento de Comunales de su área. La nota explicaba la crítica situación de varios niños y profesores que habían sido diagnosticados con dengue y otros, que presentaban altas fiebres. Esto, a su vez, ha repercutido en la asistencia tanto de los docentes, como de los menores. 

En aquel momento, los funcionarios aseguraron que iban a tomar cartas en el asunto pero, hasta la fecha, no han hecho nada. 

“Inició el curso y de nuevo volví a llamar al Centro de Higiene (…) se molestaron porque yo insistía en que me ayudaran”, declaró Ricardo en una entrevista concedida al diario Cubanet. 

“Ahora, hay tres estudiantes en casa”, detalló. 

La directora del centro también asegura que dicha problemática es conocida por el propio delegado de la zona, el Gobierno local, Comunales e incluso, la secretaria del Partido Comunista. El vertedero lleva creciendo de forma desmedida desde 2006, sobre todo, porque los residentes del área no tienen dónde botar la basura. 

“Los niños se están enfermando. El año pasado estuvieron así los maestros (…) debido al basurero que hay aquí porque la población no tiene dónde botar la basura. Es para que pusieran cestos grandes”, señaló Mileidys Linares, madre de un alumno de la escuela primaria. 

“No sabemos qué hacer”, añade. 

Linares explica que el servicio de Comunales siempre cuenta con una excusa diferente para no realizar su trabajo. El más reciente argumento recae en la reciente escasez de petróleo. 

Lorena Rodríguez, otra madre preocupada, señala que en la basura también proliferan moscas, mosquitos y ratones. Lo poco que se hace, es a raíz de los trabajos voluntarios que convoca sistemáticamente la escuela y donde colaboran los padres, en un intento por proteger la salud de sus hijos. Sin embargo, los esfuerzos han resultado ser insuficientes.