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Capitalismo en Cuba… a lo Stalin

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Capitalismo en Cuba… a lo Stalin

“En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”, George Orwell

StarCafe copia de Starbucks Coffee en Cuba

StarCafe, la copia de Starbucks en Cuba, situada en una propiedad recién renovada en la calle Compostela entre Chacón y Cuarteles. (Captura de pantalla © Lisa Garci – YouTube)

Hay una isla a la deriva en el mar Caribe donde la destrucción se ha esparcido a lo largo de 65 años de “revolución” y no por las bombas, aunque se le eche la culpa a un fantasma llamado embargo. Los sicarios del cártel que controlan los destinos de los atribulados cubanos, desesperados por salir del desastre económico causado, han descubierto una nueva vía hacia el capitalismo, a pesar del comunismo que dicen practicar.

Bienvenidos al mundo de las MIPYMES, el nuevo nombre para las micro, pequeñas y medianas empresas.

Consecuente con que el cubano promedio permanezca en la quinta categoría donde siempre lo han situado, los grandes negocios, como en todo cártel, se reservan para los familiares y asociados más cercanos. Quedan fuera del juego para los “nuevos actores económicos” sectores como la salud, las telecomunicaciones, la energía, la defensa y la prensa.

Queda implícito que las micros, medianas y pequeñas empresas tampoco tendrán acceso a los sectores de la construcción, el turismo, las finanzas y todo lo demás que controla el régimen.

Algunos cubanos —los que no se rebelan o se van del país— después de años de jurar lealtad al Che Guevara, se han convertido en esclavos agradecidos, descartan la humillación y lo ven como una “solución” con la que, al menos, viven mejor, cobrando precios exorbitantes para una reducida élite. Curiosamente, así lo ven también sus promotores a 90 millas, el Departamento de Estado americano y la Casa Blanca de Joe Biden.

De hecho, hace unos meses desembarcó un contingente de mypimeros en Miami, que fueron festejados por posibles inversores y asesorados, incluso por el Departamento del Tesoro. También venían en busca de nuevos mercados. ¡Alucinante! Todo esto sucedió en el país donde el embargo no es un fantasma, es la ley.

Las MIPYMES son mayoritariamente negocios de allegados a la cúpula de poder. Realizan transacciones con el régimen, son proveedores de los ministerios y el Comité Central; y vinieron a Miami, donde hay más víctimas del régimen de La Habana que en ninguna otra ciudad, para buscar inversiones y financiamiento.

Debe ser el único caso en la historia en que las anteriores víctimas se unen a los favorecidos por el régimen, para que la maquinaria represiva disponga de más fondos para oprimir a nuevas generaciones de víctimas. El resultado final es una nueva clase de propietarios que se enriquecen gracias a la cúpula, los extranjeros y algún que otro cubano que recibe dólares por el arduo trabajo de los Familiares en el Exterior (FE). ¿Qué cubano con libreta de racionamiento en mano puede pagar los precios que ofrecen los nuevos especuladores?

Algunos dicen que los anaqueles están repletos de latas de tomate que, en el brutal capitalismo del norte, cuestan un dólar, pero en el mundo de las MIPYMES, nueve dólares más. Las líneas se cruzan entre los negocios de empresas como GAESA, sancionada en Estados Unidos por ser identificada por el Departamento del Tesoro y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) como un conglomerado en manos de los militares cubanos que utiliza todo un enredo de corporaciones y países para violar el embargo y subvertir varias leyes del comercio internacional.

Pero volviendo al nuevo mundo del capitalismo al estilo de Stalin, no hay materiales para reparar las viviendas de los cubanos, ni combustible para recoger la basura. La situación es tan trágica que en Lawton los vecinos quemaron un vertedero, indignados al ver ratas paseándose entre sus hijos.

No es así en el mundo de los nuevos empresarios. Estos abren bares y restaurantes en propiedades remodeladas, antiguas viviendas robadas; Sandro Castro, el nieto de Fidel Castro es un ejemplo. Y si quieren huir de la ciudad, también tienen una finca donde puedes disfrutar del río, la pesca, los caballos y un magnífico bufé de manjares nunca vistos por el cubano y su libreta de racionamiento.

Starbucks Coffee de Seattle

Fundada en 1971 en Seattle, el icónico logo contemporáneo es reconocido por viajeros en todas partes. (Foto del primer Starbucks en Seattle © Periódico Cubano)

Un ejemplo es el StarCafe, situado en una propiedad recién renovada en la calle Compostela, entre Chacón y Cuarteles, donde puedes tomarte un café, un mojito, degustar croissants con nutella, comer cereal y deleitarte con ingeniosas creaciones del café, no con chícharo como lo tiene que tomar el cubano.

Uno de sus “ingenios” es el Frapuccino, una suculenta bebida de Starbucks, multinacional americana con sucursales en 84 países y casi 40 mil establecimientos, que la convierten en la cadena internacional de cafeterías más grande del planeta. Su logo es un círculo verde con letras blancas y una sirena de dos colas que luce una corona.

Fundada en 1971 en Seattle, el icónico logo contemporáneo es reconocido por viajeros en todas partes. Aquí entra la ingeniosidad del cubano que creció bajo la filosofía revolucionaria de resolver. Quizás por eso, StarCafe decidió capitalizar en lo que ya otro creó e invirtió.

La sirena es “casualmente” de color verde, por corona un sombrero de yarey y las colas las cambiaron por maracas. Aquí es donde uno se rompe la cabeza pensando cómo EEUU apoya a quienes no tienen el menor respeto por la propiedad intelectual ajena. Este caso se conoce como infracción de copyright, pero parece no importarles a los defensores de este engendro nacido de la desesperación.

Starbucks Coffee EEUU

Starbucks, multinacional americana con sucursales en 84 países y casi 40 mil establecimientos. (Foto © Periódico Cubano)

Según reportó el medio independiente CiberCuba, en la versión cubana no autorizada por Starbucks, un espantado consumidor les contó que dos Frapuccinos cuestan lo mismo que la mitad del salario de un cubano promedio. Así que por la novedosa experiencia de dos cafés con leche pasados por una batidora con hielo frappé en un vaso plástico con tu nombre y un absorbente, se va la mitad de tu salario mensual. Vaya futuro para los cubanos a quienes les falta la comida, los medicamentos, la electricidad y la leche de los niños, que antes era garantizada hasta los 7 años, ahora es sustituida por agua con azúcar que llaman sirope alimenticio.

Me imagino que para la leche ahora tienen prioridad los StarCafe y demás negocios, que anuncian batidos de frutas frescas y que, por supuesto, tampoco son parte de la canasta básica o libreta que tienen la osadía de llamar de abastecimiento.

Y esto, nos dicen, es el futuro y va a liberar a Cuba. Les recuerdo lo que reiteró el Primer Ministro y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Manuel Marrero Cruz: “El ente de nuestra economía es y será la empresa estatal socialista”. Evidentemente, el cinismo no está regulado por la libreta y entra libremente al país a pesar del “bloqueo”.

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