DEPORTES
Estadio Panamericano: la medalla de oro a la ruina deportiva
Ni siquiera en los peores años del Período Especial el glorioso campo de pista estuvo en tan lamentable situación
Las gradas de cemento estallaron en mil pedazos por la corrosión del salitre sobre los metales que las sostienen. (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
El emblemático Estadio Panamericano de atletismo atraviesa los peores momentos de su historia. La instalación, construida cerca de la Vía Monumental con motivo de los XI Juegos Panamericanos celebrados en La Habana en 1991, no solo carece de aquellas pizarras electrónicas de información que en su momento encumbraron a la Isla como potencia deportiva, al terminar en el primer lugar del medallero por países. Ahora, casi nada funciona.
El estadio, que se terminó en algo más de un año y se encuentra a medio kilómetro de la costa, fue concebido como parte de un complejo deportivo que también incluía piscinas, un velódromo y canchas de tenis.
El estadio se terminó en algo más de un año y se encuentra a medio kilómetro de la costa. (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
La ubicación propuesta por las autoridades gubernamentales generó desde un inicio controversias y cuestionamientos debido a su proximidad al mar. Arquitectos e ingenieros señalaron el desafío del salitre y el deterioro futuro. En medio de este dilema, el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, tomó una decisión mediocre que condenaría el proyecto: el sitio era el perfecto.
Con el tiempo, la proximidad a la costa norte, la falta de reparaciones por parte de las autoridades deportivas y el vandalismo social convirtieron la colosal estructura, con capacidad para 45.000 espectadores, en una postal postapocalíptica.
Punto de reunión para jóvenes nocturnos que se entretienen decorando las estatuas olímpicas con ropa interior. (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
Las gradas de cemento estallaron en mil pedazos por la corrosión del salitre sobre los metales que las sostienen; de las torres de iluminación solo quedan las bases; y el sistema hidráulico que abastecía los baños, camerinos y bebederos, es apenas visible.
Las fuentes de agua y luces que antes daban la bienvenida a los fanáticos deportivos, ahora son el sitio de reunión de jóvenes nocturnos, que se entretienen decorando las estatuas olímpicas con ropa interior. Incluso algunas de ellas son lavaderos de personas sin hogar y sitios de descanso improvisados.
Las fuentes de agua son ahora lavaderos de locales sin hogar. (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
Ni siquiera en los peores años del Período Especial, el otrora glorioso campo de pista estuvo en tan lamentable situación de deterioro y abandono. Si bien los primeros años de la década de los 90 fueron los peores para la sociedad en general, contradictoriamente fueron los mejores del complejo deportivo.
El empujón y la atención por la inversión inicial durarían algunos años y desembocaría en un quinquenio dorado para el atletismo, con excelentes resultados en las olimpiadas de Barcelona 1992 y Atlanta 1996, y los mundiales de Stuttgart 1993 y Gotemburgo 1995. Los nombres de Javier Sotomayor, Maritza Martén, Ana Fidelia Quirot, Iván Pedroso, Niruka Montalvoy, Ioamnet Quintero, Silvia Costa y Yoelbi Quesada serán recordados por los cubanos que los vieron subir al podio.
Centro donde se albergan los deportistas. (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
En el 2008, el estadio fue maquillado con una mínima reparación, en la que sustituyó la gastada pista de velocidad por una sintética aportada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Ha sido en la práctica, el único mantenimiento real y serio que ha tenido en tres décadas.
El estadio fue maquillado con una mínima reparación, en la que sustituyó la gastada pista de velocidad por una sintética aportada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). (Captura de pantalla © Jonix Dose – YouTube)
