Farmacéuticas recaudan 77 mil millones de dólares por la venta de vacunas contra COVID-19

Pfizer, BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson han suministrado 5.850 millones de dosis. (Foto de referencia: Periódico Cubano)

La pandemia de COVID-19 ha significado dolor por los seres queridos perdidos, miedo a quedar contagiados y frustraciones por los planes postergados; sin embargo, para las grandes farmacéuticas la llegada de este fenómeno global ha retribuido grandes ingresos económicos.

Pfizer, BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson planifican cerrar el año 2021, marcado por una campaña masiva de vacunación, con ingresos superiores a 77 mil millones de dólares.

En conjunto, estas cuatro grandes compañías, cuyos fármacos contra el virus están aprobados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), han sido capaces de suministrar 5.850 millones de dosis, lo cual representa el 71.2% del mercado mundial de vacunas. Gran parte del resto está dominado por las vacunas chinas y la rusa Sputnik V.

Según datos publicados por la consultora Evaluate Pharma, el monto dobla con facilidad los ingresos obtenidos por estos fabricantes el último año previo a la pandemia. Por ejemplo, en 2019 tuvieron ventas por valor de 29 mil millones.

La mayoría de las personas inoculadas en el mundo no han pagado directamente por la vacuna, pues las grandes compañías han llegado a acuerdos con los gobiernos, que han comprado lotes de inmunógenos en grandes cantidades. Para pagar esas compras se ha utilizado el presupuesto del Estado.

Por ejemplo, las acciones de Pfizer en la Bolsa de Nueva York crecieron un 23% solo en el mes de noviembre, motivado por el pánico de los inversores ante la aparición de una nueva variante de COVID-19: la ómicron.

Por su parte, biotech Moderna multiplicó sus ingresos por 65 en los últimos 12 meses en comparación con el año 2020.

Años de estudios e investigación le permitieron a los científicos de la comunidad mundial, muchos de los cuales trabajan para estas compañías transnacionales, estar preparados para diseñar en tiempos récord las vacunas contra COVID-19, que han demostrado ser efectivas en disminuir el riego de hospitalizaciones y la gravedad cuando la persona se contagia.

No obstante, la mayoría de las vacunas ofrece inmunidad limitada en el tiempo, por lo cual se recomienda continuar con dosis de refuerzo, por lo general cada seis meses. Esta situación genera una dependencia de la producción de vacunas que asegura el continuo crecimiento de las ventas de las grandes farmacéuticas.