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Félix Carvajal y las manzanas que lo apartaron del podio olímpico

DEPORTES

Félix Carvajal y las manzanas que lo apartaron del podio olímpico

Félix no tenía fondos para pagar su viaje a la cita estival; pidió ayuda al gobierno de Estrada Palma y su pedido no pasaría de ser más que eso

En el año 1928, corrió alrededor de la Manzana de Gómez durante seis días completos en los que solo consumió jugo de naranja. Al finalizar, le habían contado 4375 vueltas al inmueble. (Foto reconstruida: Periódico Cubano)

Esta es, probablemente, la historia más pintoresca del deporte cubano. Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que no hay otra que se le asemeje. Vayamos al grano.

Estamos en 1904. La ciudad norteamericana de Saint Louis es la sede de los cuartos Juegos Olímpicos de la era moderna. Aparece un cubano inscrito en la prueba de maratón. Su nombre es Félix Carvajal (1867-1949), un cartero que reside en La Habana y va a pie, de un lugar al otro, a entregar las misivas. Ejerce esa profesión por temporadas. No tiene empleo fijo.

Muchos años atrás había estrenado en el mundo de las carreras de larga distancia. En San Antonio de los Baños, derrotó al español Mariano Berza, un atleta de la época. El cubano estuvo doce horas corriendo. El ibérico abandonó aproximadamente 120 minutos antes que el antillano.

Félix no tenía fondos para pagar su viaje a la cita estival. Pidió ayuda al gobierno de Estrada Palma y su pedido no pasaría de ser más que eso. Empezó a pasearse por la capital con un pulóver que tenía escrito el siguiente texto: “Coopere con un atleta que quiere participar en las Olimpiadas de Saint Louis”. Logró conseguir la suma que necesitaba y pudo viajar a la urbe estadounidense.

Hay dos teorías sobre su paso por el territorio de Estados Unidos. Una de ellas dice que desembarcó en Nueva Orleans y desperdició el dinero en mujeres, alcohol y juego. Esa misma versión indica que tuvo que ir caminando desde allí hasta Saint Louis -distancia que se calcula en más de mil kilómetros- para llegar a tiempo a la competencia. La segunda explica que llegó casi a la hora de iniciar el recorrido y con una indumentaria poco adecuada. Alguien lo ayudó a “mejorar” su ropaje para que pudiera partir sin contratiempos desde la línea de arrancada.

Empezó liderando la carrera. Estaba varios metros por delante de sus perseguidores y llegó a sacarle cinco kilómetros de diferencia a uno de los favoritos de los especialistas, el local Fred Lordz. En la mitad de la ruta, todavía era el líder, ¿cómo, entonces, podría acabar mal aquella historia? Resulta que el antillano llevaba varias horas sin comer nada. Algunos argumentaban que desde que salió de Cuba no ingería alimento alguno.

En una parte del tramo vio un manzano y tomó cinco frutas para comer mientras cumplía el trayecto. Vomitó y luego empezó a dolerle el estómago. Después llegaron las diarreas. Tuvo que detener su carrera hasta en tres ocasiones. Entró quinto. Lloró inconsolablemente.

¿Se acuerdan de Lordz? El estadounidense fue el primero en cruzar la meta, pero sería descalificado porque se demostraría que completó gran parte de la distancia en el automóvil de su preparador. Carvajal, entonces, sería el cuarto.

Le costó tiempo y andanzas reunir el dinero para regresar a la tierra que lo vio nacer. Catorce meses permaneció en EEUU hasta su vuelta. Allí consiguió un pequeño patrimonio monetario luego de ganar pruebas en Washington, Chicago y Misuri.

Otras dos historias increíbles protagonizaría Félix. En el año 1928, corrió alrededor de la Manzana de Gómez durante seis días completos en los que solo consumió jugo de naranja. Al finalizar, le habían contado 4375 vueltas al inmueble. En 1930, atravesaría 2300 kilómetros alrededor de Cuba.

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