Sacerdote Alberto Reyes señala que “líderes únicos e incuestionables” han perdido la brújula de Cuba

Reyes Pías se encuentra dispuesto a hablar en el extranjero para denunciar los problemas en la Isla. (Captura de pantalla © Wenceslao Cruz – YouTube)

El sacerdote cubano Alberto Reyes hizo otra de sus acostumbradas declaraciones públicas con un contundente mensaje donde señala que la presencia de “líderes únicos e incuestionables” durante los últimos 65 años ha llevado a que los dirigentes hayan perdido la brújula y estén totalmente alejados de la realidad del pueblo.

Mediante una publicación en su perfil de Facebook, el líder religioso compartió con sus seguidores la perspectiva sobre la crisis que enfrenta el país. Según su criterio, el gobierno no solo es incapaz de proporcionar una vida digna, sino que también se ha vuelto indiferente a las necesidades y sufrimientos de los ciudadanos.

En ese sentido, Reyes critica la persistente propaganda del régimen, que proclama un progreso y fervor revolucionario distante de la cruda realidad. El sacerdote, perteneciente a la diócesis de Camagüey, denunció esta narrativa como alejada de las verdaderas necesidades y esperanzas del pueblo cubano, al que un día se prometió servir fielmente.

“Detrás del escenario, la realidad inocultable de un gobierno que se ha hecho ajeno a la realidad de su pueblo, que es incapaz de ofrecer las condiciones para una vida mínimamente digna, que es indiferente a los problemas, las carencias y los sufrimientos de la gente. La innegable verdad de un gobierno que ha perdido a su pueblo, que se ha desconectado tanto de las necesidades como de las aspiraciones y esperanzas de aquellos a los que un día, ya muy lejano, juró servir”, refiere.

A pesar de la desconexión gubernamental, el Padre Reyes encuentra motivos para la esperanza en las recientes manifestaciones pacíficas en Cuba. Celebró el surgimiento de nuevas voces y gestos que reclaman la anhelada libertad, un signo de resistencia y cambio potencial en la Isla.

En una analogía dramática, el sacerdote describe a Cuba como un escenario donde se contraponen la propaganda triunfalista y una realidad de desesperanza. Esta dualidad, según él, simboliza una lucha constante entre la primavera de nuevas posibilidades y las restricciones opresivas del régimen actual.

Con una mirada crítica hacia el pasado y esperanzada hacia el futuro, el sacerdote enfatiza la necesidad de una nueva Cuba, diversa en todos los aspectos, pero especialmente en lo político. Para él, es crucial alejarse de figuras autoritarias y promover una sociedad donde surjan múltiples voces y perspectivas.

“Asistimos a manifestaciones pacíficas y a detenciones silenciosas y discretas, a voces que se alzan y rejas que se abaten sobre esas voces, a personas que se plantan y a órdenes de arresto, a la verdad abierta en las redes sociales y a la amenaza y el amedrentamiento, a carteles desplegados y al castigo implacable al que lo porta… en fin, la lucha desesperada por frenar una primavera imparable, decidida a imponerse después de una larga y devastadora sequía”, explicó.

El sacerdote cree que el surgimiento de más voces en contra del totalitarismo es una buena noticia, “porque es el mejor antídoto contra los mesianismos terrenos, es lo único que puede salvar a Cuba del caciquismo que ha padecido desde los inicios de su historia. Una Cuba nueva necesita ser plural en todo, pero especialmente en lo político, alejada de los líderes únicos e incuestionables”.

“Somos un pueblo que ha cometido muchos errores, pero también un pueblo con una tradición hermosa de heroísmos de todo tipo, y ese espíritu no ha muerto”, concluyó.