Sector privado cubano preocupado por la prohibición de cruceros procedentes de EEUU

La prohibición ordenada por el gobierno de EEUU que impide viajes de crucero a Cuba y la restricción de visitas culturales, provoca preocupación en personas que ofrecen servicios turísticos en la isla desde el sector privado.

Para ellas, esta medida puede impactar de manera considerable en las ganancias que obtienen en restaurantes, tiendas de souvenirs y en los emblemáticos automóviles clásicos, así como otros negocios.

“Me diste malas noticias. Cuando aquí no entran cruceros no hay clientes”, ha dicho Julio César al enterarse de la orden emitida por el Departamento de Estado de Washington mientras era entrevistado por la agencia EFE.

Él es dueño de un Desoto Deluxe de 1948, un descapotable rojo, que todos los días estaciona frente a la salida de la terminal de cruceros en La Habana y por lo general se suben dos o tres grupos de turistas estadounidenses a un precio de 30 y 40 dólares la hora.

“Me quiero morir. ¿Cómo no van a poder venir los cruceros? Si son la única entrada que tenemos, porque ya casi no hay turismo”, fue el comentario de Yolaina, quien trabaja como peinadora en la sombra de la basílica de San Francisco de Asís y asegura que la mayoría de sus clientes provienen de los cruceros.

Aunque tiene el optimismo de que los cubano se pueden adaptar a cualquier etapa debido a la ineficiencia que ha provocado el sistema socialista, Yoasi García también comparte la idea de que, si dichos barcos dejan de llegar a la isla, varios comercios privados caerán en la bancarrota.

La preocupación de empresarios del sector privado cubano es seria ya que el turismo estadounidense representa el segundo mercado, solo debajo de Canadá. De hecho, el año pasado, solo en los cruceros de firmas como Carnival y Norwegian movilizaron a Cuba alrededor de 340 mil visitantes y en una suma general, llegaron a la isla un total de 638 mil personas procedentes de la nación norteamericana.

Los negocios de emprendedores cubanos o “cuentapropistas”, según los llamó el régimen, aumentaron en La Habana Vieja desde 2016 cuando hubo acercamientos diplomáticos entre Raúl Castro y Barack Obama

Para los analistas, esta aparición de negocios sin pertenecer al Estado representó una dinamización de la economía cubana.

Como hoy miércoles entró en vigor la medida, es probable que los dos cruceros que actualmente están atracados en el puerto de La Habana sean los últimos en una larga temporada y por obviar razones, sus pasajeros también serían los últimos visitantes procedentes de la nación norteamericana que paseen por las calles de la capital cubana en estos días.

Junto con el arribo de cruceros, también se prohibió que los estadunidenses hagan viajes culturales y educativos de contacto con ciudadanos cubanos, lo cual es conocido como “People to people” y que permitía a miles de visitar la isla tras el deshielo iniciado en 2014.

Por el momento, aun siguen vigentes los vuelos comerciales y el ingreso de estadounidenses a Cuba para situaciones relacionadas con temas gubernamentales, periodísticas, investigativas, proyectos educativos, religiosos y médicos.

La justificación del gobierno de Donald Trump en impedir la llegada de turistas estadounidenses a Cuba es que el dinero que gastan durante sus vacaciones llenan los bolsillos de militres cubanos y también se destina una parte a favor del régimen de Nicolás Maduro.

Con Información de Diario de Cuba