Anciano encara al régimen cubano: “el pueblo se muere de hambre”

Los más longevos se sienten traicionados por la revolución cubana. (Collage: Mario Pentón – YouTube y Vanguardia)

El régimen de escasez en el que vive sometido el pueblo cubano ha llegado, en los últimos meses, a niveles insospechados; un país donde las promesas pululaban de abundancia y bienestar luego de 1959. Más de 60 años después, una isla rodeada de mar no cuenta con pescado ni sal.

Así lo denunció un anciano en un video publicado por el periodista Mario Pentón, en el que esta persona realizó una denuncia para aquellos que desde el exterior defienden la política de la dictadura cubana, responsable principal de la situación actual.

“Los países tropicales son países ricos en agricultura y ganadería y yo no tengo ni lo uno ni lo otro. Ni leche, ni derivados de leche. Vivo en un en una isla y no tengo pescado. Estoy viviendo contrario a como vive el resto del mundo. Vivo en una isla y no tengo pescado, ni tengo sal”, sostuvo.

El anciano se refirió también al hecho de que, supuestamente, si la falta de petróleo impide la navegación en aguas profundas para la pesca, pues “tengo presas y tengo ríos. En las presas hay mucho pescado de agua dulce, los puedo enumerar”, señaló.

No solo en las palabras de este hombre se evidencia el descontento generalizado de la población. En los comentarios del post se pueden leer frases de apoyo a todo lo argumentado por este cubano.

“Todo muy real y bien explicado, más claro ni el agua (…) Esa es la realidad de Cuba, bien contada”, son algunas de las impresiones.

Y es que no solo la pesca se ha visto afectada en la Mayor de las Antillas. Productos de primera necesidad y otros renglones históricos producidos en el territorio también han desaparecido de los mercados, al menos en los de moneda nacional (CUP). Los cigarros, el café, el azúcar, las frutas, los vegetales.

Sin embargo, el régimen insiste en las afectaciones del embargo (bloqueo, le dicen ellos) de Estados Unidos, cuando lo que sucede, según la visión de este adulto mayor, es que “esto lo que está es mal dirigido. No se levantan con el deseo de resolverle al pueblo. Las cafeterías vacías, sin pan, sin café, sin refresco, sin nada”.

“Las carnicerías no tienen carne, no tienen huevo, no tienen pescado. ¿Hasta dónde vas a llevar esto? ¿Hasta dónde? Inspectores en la calle acabando con el pueblo. El otro día salieron a la calle a meter ocho mil pesos. Parecían perros de caza. Y la gente cerrando los quiosquitos, huyéndole a los inspectores. Así el pueblo se muere de hambre”, concluyó.