Eliécer Ávila Cicilia: de comecandela a comehotdog

Eliécer Ávila durante una de sus directas de casi tres horas en YouTube. (Foto: Captura de YouTube)

Eliécer Ávila Cicilia, no dejó pasar el domingo y mediante una directa desde su canal de YouTube dejó bien claro que no renunciaba a la dirigencia del movimiento Somos+.

El ingeniero tunero, reconocido de manera popular como «El Cabo Malanga» tras las sátiras virales de Vladímir Escudero y los Pichy Boys, dejó a un lado una profesión en la que nunca brilló para dedicarse a la política y más recientemente al tema de las redes sociales.

En sus declaraciones, Ávila se victimizó ante la supuesta «campaña mediática» que en su contra han orquestado aquellos que lo quieren ver fuera del espectro político, del que realmente solo se ha aprovechado.

Ahora resulta que el «humilde y bruto guajiro» quiere “quitarse las cadenas” y acabar con “el Eliécer político” para no ser blanco del escrutinio público. Si ya no quiere ser presidente y ni realizar labores políticas, ¿acaso no es eso renunciar?

¿Su decisión no será una cortina de humo para escapar de las críticas del momento, causadas por sus desafortunadas declaraciones, o está siendo “consistente” con su actitud de «veleta» de toda la vida para situarse en el bando que mayor beneficio le genere?

Recordemos que Ávila fue un joven altamente comprometido con la Revolución Cubana, como miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y estudiante en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Cuando no le convino más estar en ese lado de la calle, sencillamente la cruzó y se hizo tímidamente opositor al gobierno que primero adoró.

Esa actitud justificada por su “dialéctica materialista” a la luz de los hechos, no fue más que la vía escogida para salir definitivamente de Cuba y radicarse en los EEUU junto a su familia, aprovechando las ventajas que pudo sacarle a su postura contraria a la Revolución.

Si de verdad quiere dejar a un lado el activismo político, pero ostentar por estatuto el título de Presidente Honorífico del Movimiento Somos+, estaría de nuevo poniendo en práctica su estrategia de «hombre corcho» para dedicarse a ganar dinero detrás de una cámara.

El propio texto fundacional de la organización que Ávila fundó, aboga por una “amplia libertad de expresión para todos los ciudadanos. Esta libertad no puede depender de las ideologías políticas, del credo religioso, de la preferencia sexual, ni de la situación económica”.

Las críticas hacia Ávila no provienen de su labor política, sino de ser una figura pública que habla a diario durante varias horas en redes sociales la mayor cantidad de sandeces posibles. El Cabo Malanga aborda temas que van desde la política estadounidense hasta los pedos en una guagua.

Su capacidad intelectual es tan reducida, que el propio Cabo ha llegado a declarar que si alguien le preguntara ¿cuál es el programa más serio que se realiza contra la oposición del exilio cubano?, él respondería: El Show Combativo de Serrano y los Pichy Boys. Porque en su mente subnormal hasta el humor es un peligro.

Los seguidores deben entender que entre más tiempo pase frente a las cámaras, mayor remuneración económica Ávila obtendrá de los usuarios conectados, ya sea por la cantidad de horas reproducidas en YouTube o por los patrocinios directos que tiene con algunos negocios locales en Miami. El tema Cuba vende y genera dinero. El Cabo lo entiende y a eso se dedica.

En sus declaraciones, ha llegado a compararse con Donald Trump, considerando que las críticas y tergiversaciones hacia su persona son iguales a las de la campaña ejercida contra el presidente de los EEUU, por los medios de prensa durante su intento por reelegirse.

Ahora Eliécer Ávila Cicilia dice que estará más concentrado en su actividad y no mirará para los lados. La conclusión es sencilla: el Cabo Malanga conoce y puede dar su «experta opinión» en todo, pero nadie puede opinar sobre él.

Se centrará más en sí mismo, según ha explicado. Tampoco ha ofrecido disculpas por sus comentarios contra la comunidad LGBTI+ y la censura que en su momento aconsejó para la sátira política que se hace en Miami, algo que iría contra la primera enmienda de la Constitución.

Más que con Trump, su historial tiene demasiados puntos de encuentro con el pensamiento y el comportamiento de Fidel Castro, quien dijo no ser comunista y amante de la democracia, para luego instaurar una dictadura y censurar todos los comentarios que no fueran afines con sus ideales narcisistas e intereses personales.

Revisando el curriculum de Eliécer; vemos que va de la siguiente manera.

1. Se inició como un comecandela en la UJC y en la UCI.
2. Evolucionó hacia un tímido opositor del régimen cubano, seguidor del Partido Demócrata y Barack Obama. En ese entonces apoyaba el fin del embargo de EEUU a Cuba.
3. Cambia nuevamente de bando y se convierte en un republicano trumpista. Se opone a que levanten el embargo.
4. Reniega de Trump y asegura que jamás fue su seguidor.
5. Por no querer escuchar cuestionamientos hacia su persona, abandona la política para concentrarse en sus asuntos de youtuber.

Y tan

¿Cuáles asuntos serán? ¿Comer hotdog? En el exilio cubano, no ha hecho otra cosa.

Artículo de opinión escrito por Jesús Medina y publicado bajo la Política de Renuncia de Responsabilidad de Periódico Cubano