Conoce la escandalosa fortuna que dejó Fidel Castro a su familia

Aunque abanderaba un gobierno comunista, el fallecido mandatario cubano Fidel Castro llegó a ser dueño de una escandalosa fortuna de 900 millones de dólares, que lo posicionó como uno de los diez líderes más ricos del mundo.

La revista Forbes tuvo acceso a esa cifra en 2012, cuando reveló en un artículo que el llamado Comandante aumentó su fortuna de manera significativa durante sus últimos años de vida, ya que en 2003 se le calculaban unos 110 millones y dos años después subió a 550 millones de dólares.

En medio de un eterno desabastecimiento de alimentos y medicinas en Cuba, Castro logró amasar una gran riqueza a través de una red de compañías estatales, como la corporación CIMEX, tiendas al por menor y Medicuba, esta última enfocada a la venta de fármacos al extranjero.

El Gobierno cubano siempre negó que Castro tuviera esa fortuna y calificó a la publicación de Forbes como una infamia.

Fidel Castro llegó a decir que “si pueden probar que tengo cuentas bancarias en el extranjero con 900 millones de dólares, 1 millón, 500.000, 100.000 o uno, renuncio. Si prueban que tengo un solo dólar, entrego mi puesto”.

La enorme fortuna permitió al líder “comunista” tener una vida extravagante. Tras varios intentos de asesinato, Castro se volvió paranoico y por ello se ocultaron las ubicaciones de sus residencias. Ni los mismos cubanos sabían dónde vivía.

Según la publicación de Forbes, luego de ceder el poder a su hermano Raúl, el veterano líder se retiró a vivir en una residencia de 30 hectáreas que es muy similar a un vasto complejo militar.

En el libro titulado “La vida oculta de Fidel Castro”, escrito por Juan Reinaldo Sánchez, uno de sus exguardaespaldas declaró que el expresidente nunca renunció a las comodidades capitalistas y además no tenía límite al momento de gastar dinero.

El guardia reveló que Castro era dueño una isla privada, el Cayo de Piedra, ubicada al sur de la Bahía de Cochinos. Para arribar a ella utilizaba un lujoso yate construido con madera de Angola que tenía cuatro motores obsequiados por Leonid Brezhnev, uno de los últimos presidentes de la Unión Soviética.

Otras de las extravagancias es una mansión en La Habana donde había un bungalow con puerto, un centro médico, cancha de baloncesto y una pista para jugar bolos. Además de fumar costosos habanos, también bebía un whisky de los caros, el Chivas Rigal, importado desde Escocia.