Cuba registró la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia

Por segundo año consecutivo, Cuba registró la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia, 4.0 por cada mil niños nacidos vivos, informó la Dirección de Registros Médicos y Estadística de Salud de la isla.

Tras el cierre de datos del año que acaba de finalizar, la dependencia indicó que durante el 2017 se registraron 4.044 defunciones por cada mil nacidos vivos, por lo que a partir del resultado de 2018 se puede hablar de una disminución de 0.08, esto representa cuatro defunciones menos.

El informe presentado al diario oficialista Granma también detalla que en 2018 ocurrieron 116 mil 320 nacimientos, mil 349 más que en el 2017 y se produjeron 461 defunciones en niños menores de un año.

La dependencia indica que estos resultados son por dar prioridad al acceso universal a la salud y del esfuerzo de los profesionales de este rubro en consultorios y servicios hospitalarios, así como el apoyo que brindan los hogares maternos, las salas de cuidados perinatales, unidades de neonatología y de terapia intensiva pediátrica, así como otras áreas en la materia.

Al asegurar que los trabajadores del sistema sanitario son los verdaderos protagonistas de dichos resultados, el doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), manifestó que también mejoró por las acciones realizadas en el programa médico, en el desarrollo de genética médica comunitaria, programa nacional de diagnóstico y la enfermera de la familia.

El funcionario añadió que lo mencionado igual influye para que por sexto año consecutivo la tasa de mortalidad infantil por defectos congénitos sea menor de uno por cada mil nacidos vivos; este año con 0.8.

Álvarez Fumero explicó que el Minsap durante el 2018 impulsó una estrategia compuesta de ocho acciones para mejorar los índices en el tema de la mortalidad infantil, estos son: el perfeccionamiento de los sistemas de dirección y el control al programa en las provincias con mayores problemas, el fortalecimiento del trabajo de los cuadros que intervienen en la conducción del Programa Materno-Infantil, un plan de superación profesional para mejorar las competencias profesionales necesarias y el desarrollo de investigaciones.

También se aplicó el aseguramiento de los recursos, un plan de promoción de Salud para modificar hábitos, costumbres y elevar la autorresponsabilidad en el cuidado de la salud materna infantil y la implementación de acciones específicas para reducir las principales causas de mortalidad infantil.

Acerca del último componente mencionado, se dijo que se reforzó con la tecnología dirigida a prevenir el crecimiento intrauterino retardado, la prematuridad, los trastornos hipertensivos asociados al embarazo, la diabetes y de la enfermedad hemolítica del recién nacido, entre otros.

En el tema de enfermedades relacionadas con la mortalidad infantil, señaló que en varios espacios se llevaron a cabo acciones para evitar casos como membrana hialina, hemorragia intraventricular, influenza, neumonía y sepsis adquirida por infecciones intestinales.

También se intentó mantener con similar tasa de mortalidad las muertes provocadas por hemorragia pulmonar, afecciones perinatales, sepsis congénita, neumonía congénita, meningitis bacteriana, viral y sin especificar, y las causas mal definidas o desconocidas.

Los centros en los que se realizaron acciones fueron las salas de cuidados especiales perinatales, los servicios de neonatología, las terapias intensivas pediátricas, la red cardiopediátrica y el Cardiocentro Pediátrico William Soler.

Para dimensionar las estadísticas, la dependencia publicó en su reporte que la muerte de niños ha tenido una reducción importante, si se considera que en el 1970 ocurrieron 9 mil 173 fallecimientos de este tipo, lo que en su momento fue una tasa de 38.7.

Con Información de Escambray