Cuba tiene una tarifa eléctrica más alta que EEUU y México

Cuba tiene una tarifa eléctrica más alta que EEUU y México. (Foto: Periódico Cubano)

El Gobierno cubano pondrá en vigor una nueva tarifa eléctrica a partir del 1ro de enero de 2021, con lo cual el país tendrá facturas de consumo más elevadas que Estados Unidos, una nación del primer mundo, pero también más altas que México, una en vías de desarrollo.

Las autoridades cubanas intentan defender el descomunal aumento argumentando que la estrategia está basada en proteger a un porciento de la población que consume menos de 250 kWh, cifra a partir de la cual el costo de cada kWh de energía es mayor al precio de costo que cuesta producirlo por parte de la industria eléctrica nacional.

Según los directivos de la Unión Eléctrica, un kWh le cuesta al país 3.62 pesos cubanos (CUP), pero cuando la factura de electricidad pasa de 250 kWh ya el costo se eleva a 4 CUP y en forma progresiva alcanza valores de hasta 15 CUP por cada kWh.

Consumir en Cuba más de 500 kWh equivaldría a pagar más que el salario mínimo (unos 94 dólares). (Foto: UNE)

Para que se tenga una idea de lo abusivo de las tarifas que penalizan el consumo energético en un país donde el propio Fidel Castro incentivó a cocinar con electricidad, comparamos los precios del sector energético en EEUU y México.

Periódico Cubano ha realizado un estudio en base al consumo eléctrico en EEUU, México y Cuba, comparando el consumo y coste en kWh.

Por ejemplo, en Miami -con un distribuidor privado como FPL- un consumo de 591 kWh genera una factura mensual de 69.81 dólares, o lo que es lo mismo 11.8 centavos de dólar por cada kWh, una factura con ese consumo puede verse a continuación.

En Estados Unidos, apartamentos de dos cuartos con un consumo de 600 kWh pagan unos 70 dólares al mes.

Ese mismo consumo con la próxima tarifa en Cuba equivaldría a 3.267 CUP que a la tasa de cambio del gobierno  cubano sería 136 dólares. Por lo tanto, esos mismo 591 kWh en Cuba saldría a 23 centavos de dólar cada uno.

En el caso de México, un país donde se aplica una tarifa diferenciada por cada época del año y dependiendo de la región donde se ubique el consumidor, en promedio un gasto de 591 kWh asciende a 1.731 pesos mexicanos que al cambio vigente en diciembre de 2020 serían 90 dólares.

El gobierno mexicano, aún siendo capitalista, también aplica un subsidio a la factura eléctrica pues la distribuidora nacional es controlada por el Estado. En la imagen de abajo se puede apreciar cómo el gobierno federal apoya al titular del adeudo con un importe superior al monto total a pagar.

Otro buen medidor para Cuba sería República Dominicana, un país caribeño de habla hispana, con una cantidad de habitantes similar y que en la actualidad basa su economía en el turismo, pues no posee grandes recursos energéticos.

En República Dominicana, el Estado asume que el usuario cuyo consumo mensual esté ubicado en renglones de bajo consumo, es porque su nivel salarial y equipamiento en su vivienda se ajusta al comportamiento de una persona de bajos recursos, y por ello recibe un subsidio en la factura de la electricidad.

Ante ese supuesto, calculamos el mismo consumo que hemos tomado como ejemplo (501 kWh). Por este gasto energético un consumidor dominicano pagaría 3.905 pesos dominicanos que al cambio significan 67 USD, unos 27 USD menos que con la nueva tarifa en Cuba.

¿Quién consume 501 kWh en un mes?

La respuesta simple es que cada vivienda es única y su consumo depende de la cantidad de equipos electrodomésticos que posea como aire acondicionados, hornos eléctricos o duchas calentadoras.

Por lo tanto, un usuario promedio puede que no llegue a esas cifras desorbitantes de dinero, pero desde que un usuario se pasa de 250 kWh, el Gobierno le está cobrando más de los que le costó producir ese kWh. La realidad es que la Empresa Eléctrica, a pesar de ser una empresa estatal socialista, busca plusvalía del bolsillo de sus clientes.

Ahora bien, los que sí de seguro pasarán de ese consumo que hemos tomado como ejemplo son los trabajadores privados que tengan un negocio, ya sea una pequeña cafetería, un restaurante, una barbería o ya ni se diga una carpintería con equipos altos consumidores como el motor de una sierra.

Todos ellos verán incrementados exponencialmente sus gastos e intentarán, como es lógico, recuperar ese dinero subiendo los precios de sus productos o servicios.