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De Juraguá a Chernóbil: La historia del fracaso nuclear socialista

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De Juraguá a Chernóbil: La historia del fracaso nuclear socialista

El accidente de Chernóbil no solo fue el derrumbe de los sueños de la URSS, sino también de la fantasía atómica de Fidel

Ciudad Nuclear de Cienfuegos

El abandono de la Central Electronuclear de Juraguá en 1992, inició el letargo de la ciudad donde debían vivir sus trabajadores. (Foto: Enrique Varona-Twitter)

La planta nuclear de Juraguá comenzó a erigirse a inicios de la década de 1980 siguiendo el modelo de la central soviética de Chernóbil, donde pocos años más tarde se registró el mayor accidente nuclear de la historia.

El plan contemplaba la creación de una planta, junto a la que se alzaría la conocida como Ciudad Nuclear, en la que se construyeron viviendas e infraestructuras para acoger a miles de trabajadores, muchos de ellos llegados de la URSS.

Según explicó a la BBC el periodista británico Darmon Richter, ambas centrales fueron ideadas siguiendo el modelo de la «utopía socialista de Atomgrado», un modelo urbano ideal -lleno de viviendas sociales e inagotables fuentes de energía no contaminantes- concebido por los planificadores soviéticos en la década de 1970.

En 1976, Cuba y la Unión Soviética firmaron un acuerdo para construir dos reactores nucleares VVER-440 V318 en la provincia de Cienfuegos, cerca del pueblo Juraguá en el municipio de Abreu.

El plan original para la construcción de 12 reactores, 4 en cada lugar: Juraguá, Puerto Esperanza y Holguín. El proyecto acabó siendo reducido a sólo dos reactores nucleares de 440 megavatios, ambos en Juraguá.

Después de su finalización, el primer reactor sería capaz de suministrar más de 15% de las necesidades energéticas de Cuba. La construcción de estos reactores era una prioridad para Cuba debido a su dependencia en el petróleo importado.

La construcción del primer reactor comenzó en 1983 y la del segundo en 1985. La mayoría de las piezas del reactor, con excepción de los materiales de construcción civil, fueron suministradas por la Unión Soviética en virtud de acuerdos bilaterales de cooperación económica.

Según las autoridades cubanas, fue planeada originalmente que el primer reactor estaría en funcionamiento en 1993, pero más tarde se estima que estaría en funcionamiento hasta finales de 1995 o comienzos de 1996.

Al frente del programa nuclear de Juraguá, el gobierno de Cuba colocó a Fidel Castro Díaz-Balart, quien además de ser hijo del líder histórico de la revolución, se había formado como físico en el Instituto de Energía Atómica I. V. Kurchatov de Moscú.

“Con la planta y una ciudad junto a ella, se trataba de imitar un modelo como el de la central de Chernóbil», explicó Jonathan Benjamin Alvarado, autor del libro Power to the people. Energy and the Cuban nuclear programme (El poder para la gente. La energía y el programa nuclear cubano.

Sin embargo en 1986 todo cambiaria para el proyecto que ansiaba Fidel, el desastre en la planta nuclear de Chernóbil dejó a la vista del mundo las debilidades del programa nuclear de la URSS.

El accidente levantó grandes preocupaciones en el gobierno de Estados Unidos, cuyas alarmas se dispararon al considerar que apenas a unos 4.800 kilómetros de Washington se construía una planta nuclear soviética sobre la cual no tenían ningún control ni injerencia.

Los problemas no solo fueron políticos

Alvarado recordó que «era la primera vez que los soviéticos intentaban levantar una central nuclear fuera de la URSS y no comprendieron que las circunstancias de Cuba lo hacían imposible».

El experto cree que la isla no contaba con la capacidad financiera para sostener un proyecto como ese.

Esto pudo comprobarse poco después, cuando en 1989 se desmoronó la URSS y, con ello, llegó a su fin la valiosa ayuda económica soviética que recibía Cuba, dejando a la isla sumida en una dura etapa de escasez conocida como el Periodo Especial.

Como la autopista que se suponía iba a conectar La Habana con el oriente de la isla, la Ciudad Nuclear de Juraguá quedó inconclusa.

Castro buscó durante algún tiempo socios internacionales para concluir una obra que se había convertido en un emblema de su legado político.

En septiembre de 1992, frente a los trabajadores de la planta, anunció finalmente: «No tenemos otra alternativa que detener la construcción»

El fracaso del proyecto de Juraguá también llevó a la destitución de Castro Díaz-Balart, quien -según informó la prensa entonces- estaba siendo acusado por su padre de «incompetente».

En 2018, el hijo mayor del exmandatario cubano se suicidó después de haber estado sufriendo de un «estado depresivo profundo», según informó la prensa oficial de la isla.

Irónicamente la Juraguá, sin poseer reactores nucleares, y sin poner en marcha ese maravilloso proyecto energético quedo tan desolado como la ciudad de Pripyat, como si la radiación de alguna u otra forma llegará a la isla y se instalara en lo que debía ser su ciudad nuclear.

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