¿Por qué los cubanos emigran a Estados Unidos? Diferencias entre 2016 y 2022

El número de migrantes en 2022 bien pudiese ser tres veces mayor a las cifras oficiales del año 2016. (Gráfica: Periódico Cubano)

La llegada de 110 mil ciudadanos cubanos a la frontera de Estados Unidos solicitando refugio, en lo que va de año fiscal (2022), ha disparado las alarmas de las autoridades de inmigración y del gobierno de Joe Biden en Washington.

El fenómeno social si bien ocurre de manera continua desde hace décadas, había tenido su último pico crítico en 2016 durante la presidencia del demócrata Barack Obama. En ese entonces, 50.082 cubanos ingresaron sin documentos y se acogieron a la Ley de Ajuste Cubano.

En enero del siguiente año y a pocos días de abandonar su cargo, Obama de un plumazo ponía fin y con carácter inmediato a la política de “pies secos, pies mojados”, a la que se acogieron por más de 20 años miles de cubanos que llegaron al territorio estadounidense.

La Cuba de 2016 no es la misma de 2022

El escenario actual difiere mucho del panorama de 2016. En aquel entonces la Isla “disfrutaba” de un relajamiento en las medidas de embargo y el gobierno de Obama dialogaba con el dinosaurio político-militar al frente de la nación caribeña, Raúl Castro.

Todo indicaba que el camino estaba trazado y que conduciría a la normalización de las relaciones políticas y comerciales. Recordemos la mutua reapertura de embajadas en ambos países y la visita del presidente norteamericano junto con su familia a La Habana, en marzo de 2016.

La llegada de Donald Trump y el partido republicano a la Casa Blanca no significó la restauración del privilegio de los cubanos en los EEUU, pero sí revirtió en parte la tendencia de Obama y retomó de manera general la política tradicional de las administraciones anteriores hacia la Isla.

Por su parte, el gobierno de Miguel Díaz-Canel en 2020 se enfrentaba a la doble e inevitable crisis económica-sanitaria provocada por el COVID-19, que emuló en índices de consumo y producción a los tristes años del Periodo Especial de los 90, y que motivó en parte las manifestaciones del 11 de julio de 2021 en toda la nación.

He aquí la primera diferencia. La inmigración cubana de 2016 dejaba atrás una dictadura y un país en ruinas, pero al menos esperanzado por la tímida apertura de Obama. Los cubanos de 2022 huyen literalmente de la intensa represión que el gobierno desató luego de las manifestaciones del 11J y de la peor crisis económica-social de los últimos 30 años.

Nicaragua está más cerca del «sueño americano» que Ecuador

Hasta finales de 2015, los cubanos tuvieron libre visado para entrar a Ecuador y servía de base organizativa a los grupos de migrantes que desde allí partían hacia Colombia y Panamá, en una dura y larga travesía que incluía cruzar la Selva del Darién, para luego recorrer toda Centroamérica hasta los EEUU.

A finales de 2021, entró en vigor un “raro” privilegio: el libre visado a Nicaragua. Actualmente, solo una treintena de países otorgan semejante condición a los nacionales de la Mayor de las Antillas, ninguno es de Centroamérica y la mayoría en lugares recónditos, alejados y sin interés para los cubanos.

La eliminación del trámite migratorio del gobierno nicaragüense parece más un acuerdo secreto entre el gobierno sandinista de Daniel Ortega y Díaz-Canel para liberar la presión interna de la Isla hacia los EEUU, que una relación seria y duradera que busca garantizar «el turismo de los volcanes» y darle seguridad a los que migran al vecino del norte.

Retrocediendo en la historia hasta el 2015, tampoco está muy lejos la oposición de Nicaragua al paso de las caravanas de cubanos por sus tierras provenientes de Costa Rica, a pesar de la solicitud del gobierno tico de autorizar un «corredor humanitario» por su territorio. Nicaragua fue tajante y se negó.

Comoquiera que sea, se calcula que al menos 150 mil cubanos han viajado a Nicaragua, para luego atravesar Honduras, Guatemala y México para llegar al río Bravo. Un tramo mucho más corto y cuatro países menos que recorrer si se compara con aquellos que partían desde Ecuador en el 2015.

Una generación más informada

Los apenas seis años que transcurrieron desde 2016 a 2022, no impactaron ni modificaron la vida diaria del cubano al no ser en un solo punto: el del acceso a la información.

El acceso a la Internet desde celulares y computadoras, la extensión de las redes de wifi por todo el país y el alto grado de socialización digital entre los que se quedaron y los que se fueron, ha sido un caldo de cultivo ideal y temido por los órganos de la seguridad del Estado en cuanto al tema ideológico.

Si bien en 2016 ya Cuba permitía que sus ciudadanos accedieran a la red de redes con cierta facilidad, la digitalización y el número de internautas en todo el país estaba muy lejos de la cotidianeidad con las que los cubanos chatean por WhatsApp o actualizan sus perfiles de Facebook.

El acceso a la Internet es un arma de doble filo que la seguridad del Estado entiende y controla a su favor, aunque en ocasiones se les vaya de las manos, como ocurrió el 11J.

Políticas e intereses de gobiernos

Liberar la presión política interna de manera periódica es una fórmula que funciona. Entiéndase como tal, dejar salir del país a los opositores, descontentos y todos aquellos individuos que no están dispuestos a someterse a los caprichos comunistas en el poder.

En 2016, la eliminación de la política de “pies secos, pies mojados” pareció responder más a los intereses nacionales de EEUU de proteger sus fronteras, que a los reclamos del gobierno cubano.

Actualmente, los miles de cubanos que llegan a EEUU no son más que la presión liberada de manera controlada por el gobierno cubano, como medida de prevención interna para evitar un nuevo 11 de Julio.

Sería difícil comparar, pero no descabellado analizar, el número de opositores y pendientes a juicio por el 11J que han abandonado el país vía Nicaragua, contra los que arribaron a EEUU en 2016.

En este punto, y conociendo las buenas relaciones entre Cuba y Nicaragua, es meritorio incluir la respuesta de un vocero del Departamento de Estado a un correo electrónico enviado a Radio Televisión Martí: “Diferimos del gobierno de Nicaragua en cuanto a las razones por las que tomó la decisión de eliminar el requisito de visa para los ciudadanos cubanos”.

México exige visa, pero es una segunda opción

La entrada a México como destino directo es un nuevo factor a tener en cuenta. En 2016, Ecuador era la única opción. En 2022 México es el plan B, luego de Nicaragua.

Si bien el país azteca ha guardado una buena comunicación con la Isla, jamás ha considerado un cupo de visas para la migración regular hacia su país, como lo puede tener EEUU o Canadá.

México, bajo cualquier gobierno, sea de derecha o de izquierda, está consciente de que todo cubano dentro de su territorio es un posible refugiado en su frontera pidiendo asilo en el Norte.

El otorgamiento de 16 mil citas para visas familiares y de turista, que recientemente anunció la Embajada de México en Cuba, no tiene precedentes en la historia de las relaciones de migración entre ambos países.

Semejante cifra y número de visitantes en suelo azteca, no tiene cabida en la política bilateral sin la aprobación, control o al menos conocimiento del régimen cubano.