Habla por primera vez la madre de uno de los médicos cubanos secuestrados en Kenia

La señora confía en la protección divina y en la memoria de su propia madre fallecida para enfrentar esta tragedia. (Captura de pantalla © Ernesto Morales – YouTube)

Por primera vez en cinco años la madre de Landy Rodríguez Hernández, uno de los médicos cubanos secuestrados en Kenia en abril de 2019 y que presuntamente fallecieron el pasado mes de febrero como consecuencia de un ataque aéreo en Somalia, publicó en sus redes sociales una alusión al tema con motivo del quinto aniversario del lamentable secuestro.

La publicación, que fue referida por el youtuber Ernesto Morales, muestra un profundo dolor y la insoportable incertidumbre que han marcado todos estos años.

“Hoy se cumplen 5 años del secuestro de mi hijo Landy y su compañero Assel Herrera Correa, una historia muy triste para ellos y para ambas familias”, escribió. En ese sentido, la señora confía en la protección divina y en la memoria de su propia madre fallecida para enfrentar esta tragedia, un acto de fe que ha resonado y también generado controversia.

Ernesto Morales ha reaccionado a la actitud de resignación de la madre, destacando la falta de acciones concretas tanto de su parte como de las autoridades castristas en la búsqueda de los secuestrados.

La dependencia en la fe y la protección espiritual es vista por el youtuber como el reflejo de una falta de presión hacia quienes podrían influir en un desenlace positivo del caso, tras los primeros meses y años del secuestro.

Por un lado, hay una sensación de impotencia, provocada por la percepción de que los familiares han renunciado desde el principio a explorar todas las posibles acciones para resolver la situación de los secuestrados. Esta actitud puede ser interpretada como una aceptación temprana de la falta de solución, lo que podría desalentar otros esfuerzos y manifestaciones de apoyo que podrían presionar por una resolución activa.

Por otro parte, explica Morales, el enfoque en la resignación y la fe como únicas respuestas al secuestro parece instaurar una peligrosa norma cultural que minimiza la importancia de la acción y la exigencia de responsabilidades en situaciones críticas. Este enfoque puede llevar a una mentalidad de que “no hay nada que hacer”, que “todo está hecho” y que lo único que resta es esperar intervenciones divinas o milagrosas sin buscar activamente justicia o soluciones terrenales.

Esto, a largo plazo, podría socavar la capacidad de las comunidades para abogar por sí mismas y para desafiar a las autoridades o a las circunstancias adversas, perpetuando un ciclo de pasividad frente a las injusticias.

La crítica, del youtuber, llama a romper este ciclo y a empezar a exigir más acción, a levantar la voz, y a perder el miedo a enfrentarse a las estructuras de poder que puedan estar fallando en su deber de proteger y servir, sugiriendo que este es un cambio necesario en la mentalidad y en el enfoque para enfrentar futuros desafíos.