Javier Sotomomayor no quiere a Ray Tun Tun en su bar por «facharín»

El Ray Fernández es fanático al jamón Pata Negra. Un agregado cultural de España en La Habana fue una de sus víctimas. (Captura de pantalla © Ray Tun Tun – Facebook)

El trovador Ray Fernández, el Tun Tun, que se las da de honesto en su perfil de Facebook, tiene más de una historia de ladrón de «jama» en La Habana. De «jama» y de jamón; sobre todo del Pata Negra, del cual es fanático.

El Príncipe de las Alturas, el mítico Javier Sotomayor, le ha dejado claro a todos los empleados y custodios en su Bar 2,45 que no quiere ver por todo eso a Ray Tun Tun Fernández. Incluso se lo ha dicho en más de una ocasión al propio Ray: que no lo quiere ver ni de refilón cerca de allí, que no insista más, porque no va a llevarlo allí a que cante, nunca.

Ray habría intentado en más de una ocasión acercársele al Soto; entrarle poquito a poquito, bajito… una decimita por aquí y una cancioncita por acá. Con la guitarrita en la mano; pero el Soto no le da entrada.

Los motivos para el rechazo son varios, aunque es uno solo: El Tun Tún es «facharín». Vaya, que tiene la mano suelta. Y Sotomayor lo sabe.

En una conversación efectuada hace apenas unos días en el Bar Pasillo entre Ray Tun Tun Fernández y el trovador Fernando Bécquer, desconocemos si se habló del tema; pero en una mesa contigua otras varias personas comentaban el suceso. Una de esas personas reveló los motivos por los cuales el hombre que más alto ha saltado con el impulso de sus propios pies no quiere al Tun Tun ni con guitarra ni sin guitarra en el 2,45.

Según la fuente, Ray Tun Tun tiene sobrada fama de «fachar jama» en las casas que visita. Jama y ron.

«De hecho, no fue el chileno amigo suyo la primera víctima de robo,» se dijo en la mesa con relación a una noticia que circuló por la web hace unos meses en la cual se daba cuenta del «facho» de una pierna de jamón Pata Negra en casa del chileno.

De este hecho no se tienen pruebas, sin embargo, todos los presentes allí aseguran que fue el Tun Tun. El porqué lo sospechan tiene una razón: el Tun Tun ya había fachado con anterioridad una pierna de jamón Pata Negra, pero no en casa del chileno, sino en la casa del por entonces Agregado Cultural de España en el Consulado de la Habana, el español Álvaro Kirkpatrick de la Vega.

Según se contó en la mesa, entre rones, whiskies y cocteles, aderezados con alguna tapa o picadera, Álvaro y el Tun Tun eran los mejores amigos del mundo y el Tun Tun, al igual que hacía hasta hace poco en casa del pintor Michel Mirabal, y hace ahora en casa del chileno amigo suyo, se pasaba la vida metido allí, comiendo y tomando de gratis.

La fuente dice que el ex agregado cultural del gobierno español en La Habana estaba fascinado con la música de Ray y solía invitarlo a ir a su casa.

«Hay una foto, en el Facebook de Kirkpatrick, donde están Tun Tun, y los dos Ochoa: Eliades y Kelvis,» continuó el informante relatando la historia.

«Kirkpatrick gustaba de cantar, le gusta la música, y el Ray lo tenía dormido con la guitarrita, hasta el día en que le fachó el jamón. Hasta ese día duró la amistad entre ambos. El español lo botó de su casa, y también lo botó de Facebook,» explicó el revelador de secretos entre el asombro de los presentes y sin que el Tun Tun, que estaba en una mesa a escasos cinco metros de ellos, se enterase.

No obstante, ahí no terminarían las historias de «fachador de jama» del Ray Tun Tun Fernández, ese que anda por las redes sociales dándoselas de revolucionario y honesto.

«No se puede ser revolucionario y ser ladrón», continuó explicando la persona que parecía muy informada sobre la vida del trovador.

«El Tun Tun, además de esas dos piernas de jamón Pata Negra que se fachó, le fachó un bonito de 40 libras a un pescador en Playa Baracoa. El hombre no solo le roba a los extranjeros, sino también a los cubanos,» continuó.

Y dio detalles.

«El pescador se llama Julio Mora y vive aquí», dijo, y mostró una foto de un mapa que luego compartió vía WhatsApp.

Finalmente, expresó: «Por eso es que Sotomayor no lo quiere en el 2,45, porque sabe que al menor descuido le facha una botella. O se le envasa todos los días ahí a comer algo, canta par de canciones y se va sin pagar».

«Es una lamprea humana, y el Soto no lo quiere ver ni en pintura», concluyó.