Joaquín Castillo Duany: el primer cubano en arribar al Polo Norte

Joaquín Castillo Duany, quien alcanzara el grado mambí de general de brigada, protagonizó una vida intensa. Fue médico, patriota independentista y, además, se enroló en una expedición de rescate que llegó a tierras esquimales en fecha tan temprana como 1881.

Aunque nació en Santiago de Cuba el 15 de mayo de 1858, fue en Pensilvania, Estados Unidos, donde se graduó como médico cirujano, en 1880. En lugar de sus planes originales de retornar a su tierra natal, en ese mismo año se presentó a una convocatoria de la Marina de Guerra norteamericana que buscaba cubrir veinte plazas de médico. Fue escogido entre más de cien profesionales que hicieron los exámenes correspondientes.

Mientras trabajaba allí surgió la expedición Rodgers, una operación de salvamento llevada a cabo por las tropas marítimas estadounidenses en el Océano Glacial Ártico. La misión era rescatar a los tripulantes del vapor Jeannette, de los cuales no se tenían noticias desde 1879, fecha en la cual partieron hacia el Polo Norte con intenciones científicas —esta nave fue comprada por el director del New York Herald, James Gordon Bennet, y fue equipada con la tecnología científica más avanzada de la que se disponía en aquel tiempo— y la búsqueda y rescate del buque sueco Vega.

Castillo Duany formó parte de aquella empresa de manera voluntaria y abandonó puerto el 16 de junio de 1881 en San Francisco, California, en el USS Rodgers.

Según José Márquez Fariñas, coordinador nacional de la Unión de Historiadores de Cuba, el objetivo entonces consistía en salvar a los tripulantes de los buques Vega y Jeannette, que estaban encallados en los glaciares de Alaska y permanecieron congelados allí durante mucho tiempo.

Lamentablemente, la acción de rescate no tuvo éxito, debido a que los pasajeros habían fallecido a causa de la hipotermia y la falta de alimentos. Además, USS Rodgers sufrió una explosión accidental y de los 35 tripulantes solo tres lograron volver a EEUU, entre ellos, el que ha pasado a la historia como el primer cubano que logró llegar a tierras árticas.

El viaje de Duany se resume en proezas y logró inscribir su nombre como el primer cubano en estos lares. Se mantuvo con vida durante la travesía y, como buen observador, recopiló información tan valiosa que luego pudo escribir el libro Hábitos e higiene de los esquimales, que causó sensación al momento de su publicación. Se dice que el cubano pudo sobrevivir a esa expedición debido a la experiencia en climas adversos que había adquirido en la Siberia rusa y Alaska.

Duany, junto a los marineros Lois P. Noros y William F. Nindemann, fueron los únicos sobrevivientes de la aventura. Regresaron a EEUU —específicamente a San Francisco—, donde fueron recibidos con altos honores, numerosos reconocimientos y elevados a la categoría de grandes héroes.

Joaquín Castillo Duany (1858 – 1902): General de brigada del Ejército Libertador y delegado en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú. (Foto: Ecured)

De regreso a Santiago de Cuba en 1883, estuvo involucrado en las conspiraciones independentistas que sacudieron la región oriental de la Isla, específicamente en la conocida como la Paz del Manganeso en 1890.

Más adelante, cuando la gesta independentista casi llegaba a su fin, el patriota retornó a su tierra natal. Ya bien nutrido de conocimientos y experiencias prácticas, fue jefe de Sanidad del Ejército Libertador. De la labor en esta etapa resaltan su papel como delegado en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú y su accionar como jefe de sanidad de la columna invasora de Antonio Maceo en la Invasión a Occidente. En el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba se le reconoce como subdelegado del Partido Revolucionario Cubano y asesor de su Departamento de Expediciones.

Otros miembros de su familia también estuvieron vinculados a la lucha por la liberación de Cuba del colonialismo español. Su hermano Demetrio llegó a ocupar importantes cargos dentro del Ejército Libertador.

Después de la Guerra Necesaria, asumió la dirección del Hospital Civil de Santiago de Cuba hasta su partida en 1902 hacia París, Francia, donde murió a la temprana edad de 44 años.