Jóvenes exiliados temen ejercer su libertad de expresión por sus familias en Cuba

Varios jóvenes cubanos, radicados en el extranjero, crearon un foro para hablar sobre los sacrificios que han pasado para ejercer su libertad de expresión, incluso fuera de la Isla.

La discusión contó con más de 30 participantes, la mayoría radicados en España o Estados Unidos, quienes coinciden en la falta de apoyo que encuentran en sus familiares de mayor edad, y en algunos casos, en sus familias completas.

“La dictadura volvió a cada madre y padre un represor en casa; un represor que te ama, pero un represor contra el que tienes que luchar”, señaló uno de los participantes, citado por Diario de Cuba.

Según el citado medio, el foro se reunirá cada segundo sábado del mes vía Zoom, aunque en esta ocasión se centraron en sus experiencias como disidentes dentro de sus propias familias.

“El hecho de que nuestros ancianos tengan miedo de que algo pueda pasarnos por expresar nuestras opiniones públicamente demuestra la falta de libertad de expresión que sufre Cuba”, indicó Rocío Rives, estudiante de ingeniería en Boston y una de los organizadores del evento.

“Nuestros ancianos deben entender que, así como ellos son libres de decir ‘Soy fidelista’, nosotros también podemos decir ‘Estoy contra esa ideología”, añadió.

Rives señaló que tras las protestas del Movimiento San Isidro (MSI) en noviembre del año pasado, enfrentó la censura de su propia familia para expresarse contra el gobierno, incluso en conversaciones privadas.

“Comencé a torturarme psicológicamente por la censura de mi familia a mis comentarios en redes sociales. Luego de mucho diálogo logré que me respetaran. No cambié su opinión, pero fui capaz de incluir libertad de expresión en mi familia”, señaló Rives.

La mayoría de los jóvenes fuera de Cuba han tenido que bloquear -o han sido bloqueados -por al menos un familiar, que se rehúsa a escuchar declaraciones contra el gobierno, o que teme verse involucrado con un disidente.

El adoctrinamiento y el miedo lograron poner a varias generaciones de parte del régimen cubano, o asustarlos lo suficiente para no pronunciarse en contra, a pesar de que los movimientos opositores necesitan de gente que los componga y actúe con ellos.

“Tengo miedo de ser acosada, de que mis seres queridos lo sean, y de ellos prohibiéndome expresar lo que pienso. Tengo miedo de perder amistades porque ‘no pueden juntarse con alguien que dice lo que piensa’, incluso si concuerdan conmigo a puertas cerradas”, expresó Claudio Gaytán, otro de los participantes, radicado en Barcelona.

“Pero aceptar solo uno de estos miedos, sería aceptar el terrorismo, y no estoy dispuesto a hacer eso”, añadió.

La mayoría ha asumido el riesgo que implica, para ellos y sus familias en la Isla, pronunciarse contra el régimen, aunque ellos se encuentren en la distancia.

Desde el acoso de vecinos y compañeros de trabajo, hasta amenazas de las autoridades si alguien llega a delatar su vínculo con un disidente en el extranjero, son algunos de los “castigos” para los familiares en Cuba por respetar la libertad de expresión.

También están los casos de opositores más activos que, al participar en protestas y peticiones, llegan a recibir ellos mismos las amenazas, a través de diferentes perfiles en redes sociales.

Recientemente, el gobierno cubano expresó sus intenciones de juzgar penalmente a los exiliados cubanos que mantienen activismo en el extranjero, por considerarlos una “amenaza” para el sistema político y económico de la Isla.

Según las autoridades, incluso intentarían que los países de residencia de los opositores los devuelvan a la Isla, para que sean condenados “apropiadamente”.