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La Central Nuclear de Juraguá: el fallido sueño atómico de Fidel Castro
Tras la catástrofe de Chernóbil y el colapso de la URSS, el respaldo económico y técnico que sostenía el proyecto se desmoronó

Central Nuclear de Juraguá, en Cienfuegos, completamente abandonada. (Captura de pantalla © Victor G – YouTube)
Durante los años ochenta, la Central Nuclear de Juraguá representó uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno cubano. Ubicada en las inmediaciones del poblado de Abreus, en la provincia de Cienfuegos, su construcción comenzó en 1983 como parte de un acuerdo bilateral con la entonces Unión Soviética.
La planta incluiría dos reactores VVER-440 modelo V318, una tecnología que prometía diversificar la matriz energética nacional y reducir la dependencia del petróleo.
Junto a la central se levantó una urbanización diseñada para alojar a técnicos, ingenieros y trabajadores: la llamada “Ciudad Nuclear”. Inspirada en modelos soviéticos como Pripyat, contaba con bloques residenciales, escuelas y servicios esenciales. Sin embargo, tras la catástrofe de Chernóbil en 1986 y el colapso de la URSS en 1991, el respaldo económico y técnico que sostenía el proyecto se desmoronó.
En 1992, su paralización se volvió oficial. Nunca más se retomó. Según un reporte de BBC Mundo, los cubanos lograron levantar únicamente uno de los cuatro reactores previstos para la planta, junto a una porción de la llamada Ciudad Nuclear, concebida para alojar a los empleados del proyecto.
La Ciudad Nuclear quedó inacabada. Algunas de sus construcciones hechas con planos rusos, pero con obreros cubanos, fueron ocupadas por familias necesitadas, aunque otras permanecen vacías y deterioradas. Lo que iba a ser un polo científico terminó convertido en un barrio marginal con vestigios del sueño frustrado.
En 1992, Fidel Castro destituyó a su hijo, Fidel Castro Díaz-Balart, conocido como Fidelito, quien lideraba el programa nuclear cubano. Su salida marcó el ocaso del proyecto de Juraguá, afectado por la caída soviética y las secuelas de Chernóbil. Décadas después, en 2018, Fidelito se quitó la vida tras una larga batalla con la depresión, cerrando trágicamente el capítulo más ambicioso y fallido del sueño atómico cubano.
Según un reporte de The New York Time en diciembre del año 2000, con una visita de Vladímir Putin a la Isla, Fidel Castro y el líder ruso, firmaron la cancelación definitiva del programa.
Hoy, la central de Juraguá no es más que una estructura decadente, rodeada de vegetación y óxido. Según reportan fotógrafos y youtubers que se han llegado a la zona, desde la carretera, aún se puede distinguir la gran cúpula del reactor. En ocasiones, curiosos y exploradores logran acceder al lugar, pese a la presencia de vigilancia esporádica.
Lo que alguna vez fue símbolo de modernidad socialista es ahora un monumento al fracaso de las grandes obras concebidas más desde la ideología que desde la viabilidad técnica.
La historia de Juraguá no solo ilustra el desplome de un proyecto energético, sino también las consecuencias de haber apostado por modelos importados, sin considerar el contexto y las capacidades nacionales.
Mientras tanto la Isla vuelve a enfrentar apagones, combustibles racionados y una infraestructura colapsada, el esqueleto de la central nuclear sirve de advertencia: las promesas sin sustento acaban cubiertas por la maleza.

yenni
2 de junio 2025 2:26 AM at 2:26 AM
El esquizofrenico en jefe solo logro volver loco a todo un pais