La nueva Constitución de Cuba no tiene políticas públicas contra el racismo, aseguran activistas

La nueva Constitución de Cuba, aprobada por más del 86% de los votantes durante el referendo del pasado 24 de febrero, no se ocupa del racismo ni establece políticas públicas dirigidas a resolver el problema de la discriminación racial, afirman activistas

Norberto Mesa Carbonell, fundador de la organización independiente Cofradía de la Negritud, dijo al periódico Cubanet que el tema racial ocupó poco especio en los debates para aprobar el proyecto de la nueva Carta Magna.

Sin embargo, “el tema racial tiene una significación muy grande a la hora de concretar el proyecto de nación y tiene mucha importancia desde el punto de vista político para la identidad nacional”, insiste Mesa Carbonell, cuya organización ha sufrido el acoso de la policía en numerosas ocasiones.

Según el activista, las discusiones en torno al documento “echaron todo en un mismo saco” al considerar que el tema de la racialidad en Cuba no está ligado a los altos niveles de pobreza en la población o a la omisión de episodios de la historia de Cuba donde los protagonistas fueron hombres y mujeres negras.

“Si se quiere enfrentar el problema de la discriminación racial tienes que meterte en el campo del activismo político porque estás enfrentando la posición del Estado, que no reconoce el problema. Y ante una determinación política no se puede estar pensando solo en la cultura”, sostuvo.

Aun cuando el censo poblacional del 2012 haya arrojado que solo el 9.3 por ciento de la población es de piel negra, para Mesa Carbonell “el 85% de la población que vive en casitas construidas (en la periferia de La Habana) con lo que encuentran, es negra”.

“Los pocos blancos que hay son gente de la seguridad u oficiales del Ministerio del Interior que han logrado traer los recursos y ves los camiones del MININT que entran cargados y hacen buenas casas. El resto son hogares sin letrina, sin fosa. De eso está rodeada La Habana. Y cuando ves las imágenes te preguntas, ¿eso es en Cuba?”.

Para Mesa Carbonell, el Gobierno le ha dado mucho impulso en la Constitución es a los instrumentos internacionales de derechos humanos que hay, “pero ¿cómo es posible entonces que Cuba no haya ratificado los pactos de los derechos políticos y civiles, ni de los derechos culturales y económicos cuando ya hace 10 años que los firmó?”, se pregunta.

“Entonces, ¿qué garantías tenemos nosotros de que las autoridades cubanas respeten la letra de la Constitución si no ha ratificado los pactos?”, refiere.

A su consideración, el documento vigente aborda a la población negra o afrodescendiente como mismo lo hacía el del 76, siendo la única línea dedicada al tema “lo de no permitir que haya discriminación”.

“Habría que forzarlos a que digan, esto está, pero se va a hacer una ley contra la discriminación racial que es lo que no existe en Cuba”, dijo el activista, quien recordó además cómo desde la constitución del 40 es una deuda pendiente que se tiene con este segmento de la población.

El fundador de la Cofradía de la Negritud recomienda ver la intervención de la delegación de la Isla en Ginebra ante relatores del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, realizada los días 15 y 16 de septiembre del 2018. “Hicieron un papelazo, de esa derrota no hablaron ni la pusieron en la televisión”, dice.

Según el activista, el principal desafío en la lucha contra la discriminación racial actual en la Isla es “la actitud que tiene el gobierno de no permitir ni apoyar ese debate”, de negar la existencia del racismo estructural y no llevar a cabo políticas públicas dirigidas a resolver el problema.

“¿Quién sabe en Cuba que estamos en el quinto año del Decenio Internacional de la Afrodescendencia?”, se pregunta. Aunque el Estado lo niegue, “Cuba padece el racismo estructural e institucional como todos los países que vienen del esclavismo”, subrayó.