Minrex obliga a los embajadores cubanos a casarse con personal diplomático

Con referencia al trabajo de influencia, afirmó que para ello están los “movimientos de solidaridad, las asociaciones de cubanos, el papel de los diplomáticos”. (Captura de pantalla © Canal Caribe – YouTube)

Como política del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), los embajadores cubanos en el exterior deben casarse con personal diplomático, ya que se exige por cuestiones de limitación de recursos que el cónyuge también trabaje en la misión, según explicó en la Mesa Redonda el canciller castrista Bruno Rodríguez Parrilla.

“Son embajadas de dos parejas de diplomáticos. Una peculiaridad del servicio exterior cubano es que las y los cónyuges tienen que necesariamente trabajar y ser contratados en nuestras misiones estatales”, reveló el titular del Minrex.

Según Rodríguez Parrilla, un 25% de todas las embajadas de Cuba en el mundo solo tienen una sola pareja de diplomáticos que debe hacer todo le trabajo consular y de influencia. Cuba tiene 125 embajadas en el exterior, 20 consulados y otras cinco representaciones, una cifra sumamente grande en proporción al tamaño del país.

“Tienen que hacerlo todo, porque las demandas de las luchas de nuestro pueblo y la difícil coyuntura internacional así lo requieren. Por eso, es muy importante la preparación del personal diplomático, que no solo integran especialistas del Minrex, sino de otras entidades de nuestro Gobierno”, explicó el funcionario.

Aunque no lo dijo, como parte de esa especialización “en todo” de los diplomáticos cubanos también está trabajar para la Seguridad del Estado, pues los servicios de inteligencia castrista siempre utilizan a las embajadas y consulados en el extranjero como centros de influencia, espionaje y hasta reclutamiento de su amplia red de espías en todo el mundo.

En ese sentido, Rodríguez Parrilla aseveró que los diplomáticos cubanos “trabajan con una misión muy personal, desde una profunda convicción de cuáles son los problemas que hoy vive nuestro pueblo, la escasez, las dificultades, las carencias, las cuales las padecen sus familias. Se las sienten en el corazón y trabajan denodadamente en la búsqueda de opciones económicas, para las importaciones cubanas; la atracción de la inversión extranjera, la solidaridad que se expresa en muchos sentidos, porque Cuba es un país muy querido internacionalmente”.

Con referencia al trabajo de influencia, afirmó que para ello están los “movimientos de solidaridad, las asociaciones de cubanos, el papel de los diplomáticos en las organizaciones económicas internacionales y, en general, en los organismos multilaterales; la promoción de la participación extranjera en nuestros eventos, foros; el desarrollo de los vínculos de los cubanos residentes en el exterior con los proyectos de desarrollo, a veces locales, que son fundamentales en nuestra economía”.

El canciller subrayó que la misión crucial de la diplomacia cubana está en “contribuir a este esfuerzo de resistencia, a paliar las severas dificultades económicas que hoy padecemos y hacerlo en dirección al crecimiento económico y al desarrollo en estos momentos de contingencia que el país sufre por causas esencialmente externas”.