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Obispos Católicos envían mensaje de unidad a los cubanos a propósito de la Navidad
“La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común”
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) emitió su tradicional mensaje de Navidad a los cubanos y en esta ocasión se centró en la importancia de la unidad y el diálogo entre los distintos sectores al tiempo que animó a todas las partes de la sociedad civil cubana a que piensen en el “bien común”.
“Nos parece que todas las propuestas deben ser escuchadas y atendidas (…) Un país crece cuando entre sus diferentes grupos no se fomenta la confrontación, sino la amistad social”, se puede leer en el comunicado difundido por la COCC este 12 de diciembre.
Según los obispos cubanos, “la falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder o, en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar”.
“El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro. Un diálogo no sólo de compañeros, sino de amigos a amigos, de hermanos a hermanos, de cubanos a cubanos que somos todos, de cubanos ‘que hablando se entienden’ y pensando juntos seremos capaces de llegar a compromisos aceptables”.
El mensaje no queda al margen de todas las “dificultades que padecemos” por lo cual animan a los sacerdotes, diáconos, laicos y a todos los cubanos en general para que encuentren “la fuente de la alegría y de la esperanza verdaderas que todos necesitamos para vislumbrar un futuro mejor y más seguro”.
Los miembros de la COCC recordaron un mensaje emitido el 8 de septiembre de 2013 pues en la actualidad “cobra particular importancia”. En esa carta de hace más de 7 años señalaron que “al observar la realidad que vivimos, al escuchar y sentir en nosotros los anhelos, las esperanzas y las frustraciones de los hijos de Dios en esta tierra (…)”, reiteramos que “cualquier proyecto social debe abrir espacios para los proyectos de vida personal y familiar de los ciudadanos y debe armonizarse mutuamente”.
En aquel entonces el hoy Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, Arzobispo de La Habana, estuvo de acuerdo en advertir que “las carencias materiales, el cansancio espiritual, la insuficiente economía personal, familiar y nacional que afectan duramente la vida presente y ensombrecen el futuro, están pesando en el alma de la inmensa mayoría de los cubanos”.
“Una buena noticia para los cubanos sería que el agobio por conseguir los alimentos se convierta en un sereno compartir el pan cotidiano en familia; (…) sería que el anunciado reajuste de la economía nacional, lejos de aumentar las preocupaciones de muchos, ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social (…) sería que se evite la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal (…); sería que la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”.