Tina: la bandida más connotada de Cuba

Su biografía no está nada clara. El costumbrista Álvaro de la Iglesia, en su obra Tradiciones cubanas, ofrece algunas pinceladas de la vida de Tina y sus correrías por los campos de Cuba. (Foto: Ecured)

Leonor Francisca Morejón e Izquierdo nació el 14 de febrero de 1802 en el poblado de Guamuta, en el actual municipio Colón, provincia Matanzas. Ese es el nombre cristiano de la bandida más connotada de la isla, y la única mujer de la que han llegado noticias.

Su biografía no está nada clara. El costumbrista Álvaro de la Iglesia, en su obra Tradiciones cubanas, ofrece algunas pinceladas de la vida de Tina y sus correrías por los campos de Cuba. Sin embargo, son varias las versiones y leyendas que rodean la vida de esta mujer, siempre con el amor hacia uno u otro hombre, o hacia muchos, como punto de encuentro entre todas las ficciones.

Los comienzos de Tina en el bandolerismo se remiten, por un lado, al asalto y posterior asesinato de Francisco Arencibia, Alguacil Mayor de la ciudad de Santa Clara. Los hechos ocurrieron en 1843, en la hacienda Amistad, que pertenecía al señor Arencibia.

Tina, quien tenía un amorío con José Joaquín Clavel, jefe de una banda de delincuentes y autor del crimen, intentó enturbiar la investigación alrededor del asesinato. En sus declaraciones voluntarias ante las autoridades, aseguró que los miembros de una conspiración de abolicionistas blancos y mulatos habían sido los responsables.

Luego de varios meses de investigaciones, y de la confesión de uno de los asaltantes, las fuerzas del orden capturaron a 12 integrantes de la banda y al propio Clavel; todos fueron condenados a pena capital por garrote vil. A Tina, quien fue declarada cómplice de su amante, se le impuso el presidio en el penal de Ceuta. Al parecer, después de un tiempo logró regresar a su pueblo natal, donde murió a los 56 años.

La otra cara de su biografía es mucho más romántica. Nos habla de esta mujer ya líder de un grupo de bandoleros en la zona del actual Santo Domingo, en Las Villas. Por allí campeaban Tina y sus secuaces, robando ganado, asaltando y pidiendo rescates por sus secuestros. Rápidamente amplió su territorio y el dominio sobre cualquier hecho criminal ocurrido en la zona.

En esta versión también hay una historia de amor, pero el otro protagonista es un próspero campesino llamado Don Silverio, quien se enamoró la bandida en una ocasión en que la banda de esta atacó su finca y le pidió dinero para dejarlo vivir. Don Silverio invitó a los delincuentes a tomar un café, y fue en esta ceremonia que vio el bello rostro de Tina. Desde entonces ambos mantendrían una apasionada relación.

Se cuenta que cuando finalmente Tina es apresada, Silverio logra sobornar a jueces y carceleros para salvar la vida de su amada. La pena de muerte impuesta a Tina fue conmutada por el destierro definitivo. Ambos llegaron a España para continuar su romance en libertad.