Turista austriaca asegura que una familia cubana le ha estafado 60 mil euros

“Mi error fue creer en la relación interfamiliar que hemos establecido durante veinte años, por eso no vi necesario hacer un contrato escrito”. (Captura de pantalla: Mario J. Pentón – YouTube)

Una turista austriaca llamada Margot denunció en sus redes a una familia residente en Santiago de Cuba, a la cual conocía desde hace más de dos décadas, por haberla estafado tras acceder a prestarles 60 mil euros en el año 2018, dinero que no ha sido devuelto.

El presunto hecho de timo se dio cuando Margot le prestó la alta suma de dinero a Ángeles María Miranda y sus dos hijos, quienes la convencieron debido a sus necesidades de comprar una casa en la urbe santiaguera. Según dice que le prometieron, la vivienda también serviría para que cuando ella hiciera sus frecuentes viajes a la Isla se hospedara sin tener que pagar un centavo. Además, se comprometieron a devolverle el dinero del préstamo.

De acuerdo con el testimonio de la ciudadana extranjera, que maneja el idioma español con bastante fluidez, al paso de los años la promesa de devolución no se cumplió y optó por denunciarlos ante un tribunal cubano.

Margot explica que tuvo que pagar miles de pesos cubanos (CUP) para contratar servicios legales que iniciaran la demanda en su representación, ya que no podía viajar a Cuba para esos menesteres por causa de la pandemia de coronavirus.

Sin embargo, la demanda fue desestimada por el tribunal municipal de Santiago de Cuba, pues esgrimieron que el préstamo se había realizado de forma verbal y no había sido documentado por escrito.

Margot asegura que sí presentó pruebas documentales, pero evidentemente la justicia local no quiso fallar a su favor. “Aunque yo presenté todas las pruebas, documentos, conversaciones por escrito y hasta el comprobante de la forma de dinero que le presté depositándola a la cuenta de BANDEC de la estafadora”.

“Mi familia austriaca y yo cuando veníamos a Santiago nos comportábamos como familia con esta familia santiaguera, trayéndoles lo que necesitaban. ¿Quién se puede imaginar que con tanto que los he ayudado me pueden estafar de una manera tan cruel y bárbara tratando de ganar más dinero?”, explicó la presunta estafada, cuyo talón de Aquiles parece haber sido el exceso de confianza.

“Mi error fue creer en la relación interfamiliar que hemos establecido durante veinte años, por eso no vi necesario hacer un contrato escrito”, reconoció Margot.