Turista rusa denuncia trato “salvaje” durante su estancia en un hotel en Varadero

Hotel cinco estrellas Iberostar Laguna Azul en Varadero. (Captura de pantalla © Finding Fish – YouTube)

Una turista y bloguera rusa denunció un trato “salvaje” durante su estancia en un el hotel cinco estrellas Iberostar Laguna Azul en Varadero durante su estancia de 16 días de vacaciones en Cuba.

Según cuenta en un artículo, publicado en su blog Viajar con cámara, hay un culto salvaje a las propinas por parte de los trabajadores, quienes exigen regalos o dólares a cambio de la atención que normalmente deben brindarte después de haber pagado el elevado precio de la reservación.

La bloguera mencionó que para obtener un mejor ron en los cócteles o atención en el restaurante, es casi esencial pagar con dólares. A pesar de encontrar algunos empleados serviciales y amables, señaló que no todos los trabajadores del hotel siguen esta norma de cortesía. La turista expresó su descontento, pues advirtió que incluso con estos gestos (dejar regalos o propina), no siempre se garantiza un buen servicio.

“No me importa agradecer a la persona por el trabajo bien hecho. Siempre dejo propinas en cafeterías, restaurantes, incluso en empleados de gasolineras y taxistas. Pero en Cuba, el culto a las propinas ha aumentado a un nivel salvaje. Por eso, los turistas traen chocolates, cosméticos, calcetines y otras cosas para el personal, con la esperanza de obtener algo al menos remotamente similar al servicio normal. Pero incluso con una montaña de ‘gratitud’ no siempre funciona”, explicó la visitante.

Por otra parte, la bloguera señaló que no se sintió segura dejando objetos personales de valor en las habitaciones cuando se realizaba el servicio de limpieza. En ese sentido, comentó que cualquier artículo dejado sobre la cama se considera un regalo para el personal de limpieza y compartió anécdotas de otros turistas que perdieron ropa y objetos de valor en circunstancias similares.

De forma similar, avisó a los turistas que vayan a Cuba que tomen precauciones en las áreas públicas de ese hotel cinco estrellas, pues en sus días de estancia se perdieron toallas de playa de las tumbonas. Ante esa situación presenció como un empleado del hotel ofreció resolver el dilema pidiendo una tarifa menor a la multa oficial que aplica para el huésped que “pierde” una toalla.

“Un par de veces, según recuerdo, los vacacionistas olvidaron algunas cositas en las tumbonas: alguien, un juguete para niños, un bolso con todo tipo de joyas baratas, un libro. Entonces, no pudieron encontrar lo que habían olvidado. El personal simplemente se encogió de hombros y dijo: “No vimos nada”. Parece trivial, pero es aún más ofensivo. Y no esperes que en un hotel de 5 estrellas una toalla de una tumbona o un juguete infantil pueda desaparecer sin dejar rastro”, comentó.