Venta de boletas de combustible: la corrupción de los gobernantes en Santa Clara

Servicupet de la carretera de Sagua en Santa Clara. (Foto: Periódico Cubano)

Desde hace meses Cuba atraviesa por una severa crisis energética y el gobierno comunista decidió restringir la venta de combustible en todo el país. Aunque hay diferencias en varias provincias de acuerdo con la disponibilidad, por lo general las motos solo pueden cargar entre cinco y diez litros (L), mientras el límite de los autos llega a 20 L.

La cantidad de combustible que se saca a la venta en los Servicentros de Cimex es una decisión diaria de los gobernantes provinciales que han visto en la escasez una forma generar dinero mediante la corrupción. Claramente, ellos no dan la cara en el esquema de deshonestidad

Según un testimonio de un lector de Periódico Cubano que pidió a esta redacción mantener el anonimato por temor a represalia, hay un amplio mercado de “boletas de combustible” que son autorizos de venta de gasolina o petróleo que vienen con la firma de funcionarios de la Asamblea Municipal. Con este documento la persona no tiene que hacer cola en los Servicupet y puede cargar la cantidad especificada.

Resulta que hay una amplia red de personas que se dedican a ofertar estas boletas. Por ejemplo, en la ciudad de Santa Clara el litro de gasolina mediante estos permisos se cotiza entre 250 y 300 pesos cubanos (CUP).

Boleta para comprar gasolina por encima de los límites establecidos. (Foto: Periódico Cubano)

En la imagen enviada a Periódico Cubano por la citada fuente se aprecia una boleta emitida por el vice-intendente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Santa Clara, autorizando a cargar 40 litros de gasolina B90.

En este caso, la persona interesada en conseguir gasolina para algún viaje largo de emergencia debe abonar entre 10 mil y 12 mil CUP al intermediario que comercializa las boletas. Ese dinero se reparte en el esquema de corrupción entre el funcionario que emitió la firma para el permiso y la persona que lo comercializó con el consumidor final. Luego, al momento de echar la gasolina en el Servicupet, el dueño del automóvil paga 25 CUP por cada litro de gasolina, que es el precio de venta normal al público.

El camino corto para conseguir gasolina es el soborno y la corrupción, pues a pesar de que el régimen castrista diga que no hay suficiente combustible, los dirigentes corruptos del Partido Comunista maniobran con las cantidades y reservas diarias para ejecutar el comercio de boletas de combustible.

Aquellos que no tengan el dinero suficiente deben esperar semanas e incluso meses en las listas de espera virtuales por medio de la aplicación Ticket para que le llegue su turno de comprar. Allí solo pueden cargar cantidades limitadas de petróleo o gasolina según su medio de transporte, ya sea moto o automóvil.