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Periódico Cubano

‘Vivir del Cuento’ vuelve a poner «el dedo en la llaga» sobre problemas de la sociedad cubana

FARÁNDULA

‘Vivir del Cuento’ vuelve a poner «el dedo en la llaga» sobre problemas de la sociedad cubana

En el capítulo ‘Buscando la inspiración’ demuestra una vez más que «el humor es un látigo con cascabeles en la punta»

Vivir del Cuento “BUSCANDO INSPIRACION” (Estreno 19 septiembre 2022) (Pánfilo Humor cubano)

Con ‘Buscando la inspiración’ el colectivo del popular programa abordó el tema de los revendedores, la mala calidad del pan racionado y la necesidad del pueblo cubano (Foto: captura de pantalla)

Una vez más el popular programa Vivir del Cuento pone «el dedo en la llaga» sobre los problemas de la sociedad cubana actual con el capítulo Buscando la Inspiración, transmitido este lunes 19 de septiembre.

Apenas en sus comienzos, Luis Silva, quien encarna a Pánfilo Epifanio, y su amigo Chequera, Mario Sardiñas, se encuentran durmiendo frente a una tienda, tras pasar la noche para poder comprar aceite.

Cuando abre el lugar y con una fila de personas que esperan, se ve salir de la tienda al carpintero Chacón con la bolsa llena de pomos de aceite y su ayudante con sendas cajas del producto. Evidencia de la común situación en la Isla, donde los revendedores y personas con relaciones cercanas a dependientes o almaceneros obtienen beneficios por encima de los demás.

Tras el infructuoso intento de conseguir el alimento, regresan a la casa y es donde conocen al huésped de Cachita, el noruego Olaf, personificado por el actor Roque Moreno, un artista que se encuentra de visita en el país con el objetivo de aprender y conocer sobre la realidad del cubano y sus costumbres, además de inspirarse.

Precisamente sobre el «descubrimiento» desde los ojos del turista de la realidad en la Mayor de las Antillas se desarrolla el programa, lo que da pie a tocar, desde el humor, aspectos incomprensibles para cualquier persona que no viva o haya vivido en Cuba.

Desde una reunión vecinal donde se habla del robo de un contenedor de basura y de la falta de agua en el barrio, los salideros, y la censura impuesta por los dirigentes, esta última reflejada en el intento de que el visitante no tome fotos, la venta regulada de pollo por pescado o el cambio de dólares; se van retratando escenas reales.

La verdad desde el humor cubano

Un momento genial fue cuando el cuadro Leopoldino, ante las preguntas que realiza el extranjero sobre la cotidianidad cubana, pues no la comprende, le reclama por venir a cuestionar cuando en su país existen tantos problemas. ¿Acaso no parece conocido ese discurso?

Asimismo, en otro instante, Olaf se encuentra analizando la libreta de racionamiento y dice que «todo está calculado, que es un ahorro de comida», mientras Pánfilo lo mira estupefacto mientras escoge el arroz de la cuota, lleno de basura y gorgojos.

Igualmente, a lo largo del capítulo, realiza sus apariciones el insistente Chacón, que como siempre intenta aprovecharse de la situación y le propone al visitante foráneo conocer «la Cuba de verdad», e ir a Varadero o Viñales; sin embargo, este no acepta, pues dice estar contento en la casa del protagonista del popular espacio televisivo.

La última «clase» que le dan al amigo noruego es lo que le sucederá en el aeropuerto cuando intente consumir alimentos o comprar algo. De forma magistral, en la sala de la casa de Pánfilo, escenifican la compra-venta y todo el desastre que ocurre con los cambios de moneda, donde solamente se aceptan euros o pago con tarjetas VISA y MASTERCARD, a la vez que el cambio se le da al cliente en moneda nacional, lo que no le servirá absolutamente para nada posteriormente.

Por si no fuese suficiente la risa y la reflexión en los 40 minutos que dura la entrega, como despedida a Olaf y por este pedir pescado o algún marisco como comida, se van los tres a pescar a la costa.

En los intentos por capturar un pez, mágicamente el extranjero logra coger uno, pero Pánfilo se percata que está congelado y limpio, pero a pesar de sus sospechas, continúan en la faena; que resulta solo fue posible porque los dos funcionarios del barrio se encontraban buceando bajo el mar y les colocaban los peces al anzuelo.

Sin necesitar más que un guion exquisito y actuaciones estelares, Vivir del Cuento demuestra que sigue siendo fiel ejemplo de lo que dijera José Martí, al apuntar que «el humor es un látigo con cascabeles en la punta».

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