Youtuber muestra cómo viven los indigentes en Cuba

Los indigentes buscan en los desechos bombillos y otros objetos de cocina que reparan y utilizan en su vida cotidiana. (Captura de pantalla © JSant TV – YouTube)

El youtuber cubano JSant TV exploró la cruda realidad de cómo viven los indigentes en el país. Con su cámara en mano se adentró en el edificio Riomar, un espacio en ruinas en La Habana, donde un grupo de personas ha encontrado refugio en medio de condiciones de extrema precariedad.

Los residentes, muchos de ellos con antecedentes de adicciones, enfermedades mentales o marginación social, accedieron a mostrar la zona de este edificio deteriorado que han convertido en su hogar.

Entre los residentes entrevistados destaca Yasmani, un hombre originario de Camagüey. Tras perder su hogar por el huracán Paloma en 2008 y quedar atrapado en La Habana sin trabajo ni recursos durante la pandemia de COVID-19, Yasmani encontró refugio en el edificio. Como él, otros ocupantes llegaron en busca de un espacio donde dormir, cocinar y cuidar lo poco que poseen, adaptándose a las precarias condiciones del lugar.

Yasmani relata que recurre a prácticas inusuales para conseguir alimentos, como recoger pollos y frutas que la gente deja en la costa como parte de rituales de santería. A pesar de las condiciones difíciles, los residentes intentan aprovechar cada recurso. Por ejemplo, buscan en los desechos bombillos y otros objetos que repara y utiliza para iluminar el edificio. La improvisación se extiende a la cocina: sin electricidad constante, deben cocinar en fogones de leña y usar piedras para sostener las ollas, reservando los electrodomésticos para cuando logran acceder a electricidad.

Michel, otro residente, narra cómo su orientación sexual lo llevó al rechazo familiar, y junto a su pareja, también sin hogar, se refugió en el edificio. Michel convive con VIH y ha vivido años en estas condiciones, enfrentándose a constantes intentos de desalojo por parte de la policía, quien interviene debido a la naturaleza clandestina de la ocupación.

Otro ocupante, una mujer que llegó desde fuera de la ciudad, cuenta que perdió su hogar tras la muerte de su esposo. Con su hijo, sobrevive vendiendo pequeños artículos y con trabajos esporádicos de este último. En la comunidad, la solidaridad es clave; se organizan para turnarse en labores de vigilancia nocturna y proteger sus pertenencias.

Para algunos, la precariedad ha abierto espacio para prácticas espirituales alternativas. Un exmédico, quien perdió sus ahorros y trabajo en Colombia, ha encontrado en la mezcla de brujería y religión una manera de dar sentido a su vida. Este sistema de creencias le brinda fortaleza mientras lucha por adaptarse a su nueva realidad en las calles de Cuba.

Ubicado en la costa de La Habana, el Edificio Riomar, inaugurado en 1957 y diseñado por el arquitecto Cristóbal Martínez Márquez, alguna vez fue un símbolo de modernidad con sus 201 apartamentos y comodidades como piscinas y salones de eventos. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento han convertido a este edificio en un lugar de refugio improvisado para quienes, sin más opciones, enfrentan la crisis de vivienda de la Isla en medio de escombros y riesgo.

A pesar de los esfuerzos de los residentes por crear un ambiente de convivencia, el deterioro estructural del inmueble representa un riesgo latente, pero eso parecer no importar. En la lucha por una vida digna, cada habitante del Riomar intenta mantener el orden y la limpieza, a pesar del peligro constante.

Los intentos de desalojo de las autoridades no han frenado a los habitantes del edificio, quienes prefieren enfrentarse a los riesgos del deterioro antes que verse forzados a vivir en la calle. Al margen de la sociedad, y muchas veces ignorados, estos residentes han logrado formar una comunidad organizada que protege a sus miembros.