Alexis Valdés rompe promesa y se tatúa su cuerpo

Alexis Valdés rompe promesa y se tatúa su cuerpo. (Foto: Alexis Valdés-Facebook)

El actor, humorista y presentador cubano Alexis Valdés rompió una vieja promesa que el mismo se hizo y finalmente se tatuó su cuerpo en homenaje a San Lázaro, el santo que más devoción recibe por los cubanos solo por detrás de la Virgen de la Caridad del Cobre.

“Yo que decía que nunca me haría un Tatuaje jajajaja Nunca digas Nunca”, dijo Valdés en sus redes sociales junto a una imagen de su hombro derecho tatuado, al mismo tiempo que justificaba su decisión pues escogió para hacer el trabajo a un “gran artista” como lo es el tatuador Víctor García.

“Pero me lo hice con el mejor Víctor García. ¡Un gran artista! ¡Gracias hermano!”, escribió Alexis que se hizo acompañar de su esposa Claudia.

“Así es la vida yo decía lo mismo y ya voy por 7; es adictivo; te quedo hermoso, el de tú esposa, es el qué hay que verlo con lupa”, comentó un seguidor en Facebook.

La imagen escogida por el showman cubano no fue la imagen del santo, sino unas chapas metálicas parecidas a las que usan los militares para identificar sus nombres. Dentro de esa figura Alexis escogió grabar el nombre de San Lázaro.

Alexis Valdés rompe promesa y se tatúa su cuerpo. (Foto: Alexis Valdés-Facebook)

Otro comentario apuntó que “escogiste ponerle el nombre de un Santo muy milagroso, en vez del tuyo, a un símbolo de identificación (dog tags) cuando se va a la guerra. No sé cuál fue la analogía detrás de la idea, pero creo que él te ha ayudado a vencer algunas batallas. La imagen es muy profunda”.

El 17 de diciembre de 2020, día escogido para venerar a San Lázaro, Alexis había compartido con sus seguidores en redes sociales su ofrenda al santo cubano cuando compareció de rodillas ante la imagen de San Lázaro.

“Con mi hermano @monicopino haciendo ofrenda a San Lázaro. Feliz día a todos sus hijos y seguidores espirituales”, dijo en aquel momento el comediante.

San Lázaro, el personaje bíblico vivió en Betania, un pueblo a las afueras de Jerusalén. En su casa se alojó Jesús al menos en tres ocasiones.

Señal de su intimidad con Jesús es el hecho de que éste, aún yendo a resucitarle, luego de morir Lázaro, lloró, al contemplar el duelo de María y Marta. Uno de los milagros más grandes atribuidos a Cristo por la religión cristiana fue, precisamente el traer de nuevo a la vida a Lázaro.

A estos episodios se limita la mención de Lázaro en el Nuevo Testamento. Según las tradiciones judeocristianas acompañó a San Pedro a Siria o que fue embarcado por los judíos en Jaffa en una nave que hacía agua y sin velas, con sus dos hermanas y otros cristianos hasta que llegó a la isla de Chipre. Lázaro fue, según esa tradición, elegido obispo de Kition y murió 30 años después.

A partir de esta historia su nombre es utilizado frecuentemente como sinónimo de resurrección. Fue martirizado un 17 de diciembre.