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Anciano cubano enfrenta cargos por un delito grave en La Pequeña Habana
Esteban Puentes González podría enfrentar una condena de hasta 30 años de prisión

Esteban Nicodemo Puentes González se negó hablar con los oficiales cuando fue detenido en un edificio de apartamentos. (Foto © Archivos del condado de Miami-Dade)
Un cubano de 89 años, identificado como Esteban Nicodemo Puentes González, enfrenta cargos por el abuso de una adolescente en una escalera de un edificio de apartamentos ubicado en 879 SW Third St. del barrio de La Pequeña Habana.
Según un informe de arresto del Departamento de Policía de Miami, compartido por Local 10, un vecino vio cómo el anciano mostró sus partes íntimas a la menor y obligó a que se las tocara.
El testigo grabó lo sucedido y compartió las imágenes a los oficiales luego de que ellos arribaron al edificio gracias a una llamada al número de emergencia 911. Al hablar con la menor, ella dijo que conocía a dicho hombre desde hace dos años. Cabe destacar que la víctima no habla y se comunica a través de notas escritas en español.
Al ser detenido, Puentes González se negó a hablar con los oficiales ante la falta de un abogado. Este viernes fue presentando frente a un juez, quien le emitió los cargos de abuso lascivo y obsceno de un menor y un cargo de exhibición lasciva y obscena de un menor, fijando su fianza en 15.000 dólares.
La legislación de Florida establece penas más estrictas para los delitos sexuales cometidos contra menores de 16 años, especialmente cuando el agresor es mayor de 18 años al momento del hecho.
Si la víctima tiene entre 12 y 16 años, el delito se clasifica como un crimen grave de segundo grado. En caso de ser hallado culpable, el agresor enfrentará una condena de hasta 15 años de prisión y una multa de hasta 10.000 dólares.
Por otro lado, si el agresor tiene más de 18 años o cuenta con antecedentes penales, el delito se considera un crimen grave de primer grado. En este caso, la pena puede llegar hasta los 30 años de prisión, además de una multa máxima de 10.000 dólares.
Asimismo, los condenados deben registrarse como delincuentes sexuales. Este registro es de por vida y alterará drásticamente dónde puede vivir, trabajar y con quién puede relacionarse.
