Choferes estatales ponen bultos en los asientos para burlar a inspectores

Choferes estatales burlan las a los inspectores del trasporte (EL INVASOR)

A raíz de la crisis de combustible que golpea fuertemente al transporte público en Cuba, las autoridades han comenzado a implementar acciones punitivas contra los conductores de vehículos estatales que no quieran transportar voluntariamente a la población.

Ahora, el Gobierno ha vuelto a desplegar a sus inspectores (o “amarillos”, como se les conocía durante el infame Periodo Especial) para controlar que los choferes estatales funcionen como una suerte de Uber en las zonas más críticas.

Pero muchos conductores, reacios a dar aventón a personas desconocidas en un vehículo que, si bien no es propio, se encuentra bajo su responsabilidad total, han encontrado la forma de burlar a los Amarillos colocando bultos en los asientos. Otro truco es tomar un camino alterno a las rutas donde saben que encontrarán inspectores.

Esto implica un gasto adicional de combustible y una inversión de tiempo mayor. Los conductores nacionales, sin embargo, prefieren estas consecuencias a las de tener que llevar pasajeros de forma obligatoria y sin recibir pago.

La actitud de los choferes está siendo fuertemente criticada por los medios oficialistas. “Es necesario ponerle un freno al desenfreno de aquellos que hacen uso de lo que pone en sus manos el Estado como si fuera propiedad privada”, dice un artículo del portal de la Televisión Avileña.

“Porque si estos casos suceden dentro de la misma provincia, ¿qué pasa con las personas que desean o necesiten viajar a otras provincias y no han adquirido un pasaje por ómnibus o trenes?”, agrega el texto.

Como es de costumbre, la culpa recae en los hombros de los cubanos. En ningún momento los creadores de esta medida se plantean, en lugar de aplicarla, tomar medidas y soluciones que respeten los derechos del pueblo de gozar de un sistema de trasporte digno para todos.