Crónicas de un viaje a Cuba: cuando la música llena el alma

En los últimos años, muchos grupos musicales cubanos están retomando las canciones del “ayer” y entregando nuevas versiones para el deleite de todos. (Foto: Periódico Cubano)

Advierto que no soy musicólogo, tampoco músico y para colmo pésimo bailador, pero me gusta la música, en especial la que trae buenos recuerdos. Admiro aquella, que en un fracasado bailador como yo lo hace mover los pies y el cuerpo aunque esté sentado.

Mi madre todos los mediodías, mientras preparaba el almuerzo, encendía su radio y sintonizaba “Alegrías de Sobremesa” un popular programa de Radio Progreso, la titulada “Onda de la Alegría”.

Así escuché a las mejores orquestas cubanas de los años 60 y 70, como no recordar a la Aragón, Pacho Alonso, Enrique Jorrín con su conocido Cha Chá, o Fernando Álvarez o el popular Tito Gómez con la inmortal Vereda Tropical. Aquellos almuerzos en familia eran imposibles de olvidar, todos atentos a la próxima canción o al sketch humorístico. Por suerte el celular y las redes sociales no existían, pero sí la radio a válvulas.

En la esquina de San Miguel e Infanta estaba el conocido bar “Río Sella” por donde debía pasar cada día para ir a mi escuela. Casi siempre la vitrola tenía alguna de las canciones del dúo de Tejedor y Luis, me aprendí aquella estrofa de “Me abandonaste en las tinieblas de la noche”

Enamoré a mi primera novia con alguna canción de las que escuchaba cada noche en “Nocturno” ese programa que nos trajo lo mejor de la música, muchas veces aquellas canciones medio censuradas por algunos dirigentes políticos sin oído. Descubrí a los Beatles, los Rolling Stones, pero también a las bandas de jóvenes cubanos como los Barbas, los Dadas y los Reyes 73. Crecí con esa buena música la que influyó positivamente en la forma de entender las letras, la mayoría de ellas con un mensaje de alta poesía.

En los últimos años, muchos grupos musicales cubanos están retomando las canciones del “ayer” y entregando nuevas versiones para el deleite de todos. Estos grupos abundan en La Habana Vieja y esparcen sus sonidos en muchos locales de esta popular zona de Cuba.

A inicios de agosto ingresé al conocido bar restaurante Dos Hermanos, ubicado en la Avenida del Puerto, muy cerca del Museo del Ron. Pasaba por la acera del frente y escuché a un grupo que tocaba canciones de las que escuchaba en la radio cubana. No resistí la tentación y crucé a escucharlos de cerca. No puedo evaluar la calidad musical, pero me gustó como tocaban y me quedé en el lugar.

El grupo en cuestión se llama “Luz Latina” y tiene entre sus integrantes a una joven flautista llamada Roxana Salazar, graduada del ISA. Su director Carlos Acosta me comentó, que tocan en ese Bar desde hace cinco años, tienen un interesante disco con algunas de sus mejores interpretaciones, el que se puede comprar en el propio Bar y con el que se ayudan en sus gastos. Los demás miembros David Campos, Erick Toledo y Henry Kindelán también son expertos cada uno en sus instrumentos.

Los dejo con el video que tomé del grupo, ustedes podrán juzgar mi gusto musical y si coinciden conmigo entonces somos de la misma generación.