Crónica de un viaje a Cuba: ¿Los valores en decadencia?

En cualquier parte de La Habana y en todo el país es frecuente escuchar entre los más jóvenes un léxico repleto de groserías y palabras propias del lenguaje más vulgar que se puede escuchar.

Si pone atención a algunas de las conversaciones que se escuchan en los parques wifi, podrá enriquecer su diccionario de vulgaridades, si se adentra en un ómnibus repleto de punta a punta es muy probable que aprenda otras de estas vulgaridades.

Es frecuente encontrar en los parques asientos rotos y en la calle la basura la que, como comenté anteriormente es un objeto cotidiano. Desconozco la cantidad de casos por violencia familiar y la cantidad de arrestados por desorden público, pero es muy probable que la cifra no sea pequeña.

Este tipo de comportamiento no es propio de una sociedad como la cubana que se precia de contar con un alto índice de escolaridad y con la existencia de numerosos planes de estudio donde el tema de los valores tiene una alta importancia. Entonces qué está fallando.

Encontré recientemente el informe de una indagación realizada entre jóvenes estudiantes del municipio Arroyo Naranjo. Las investigadoras Damarys Hitchman, Iris Machado y Meylín Panol encuestaron a un grupo de estudiantes de dos carreras universitarias. La indagación estuvo dirigida a detectar el conocimiento que poseen los estudiantes universitarios de las carreras seleccionadas sobre los valores y la importancia de su desarrollo en la práctica diaria.

Los resultados no sorprenden a nadie, la totalidad de ellos reconoció que existe en la actualidad una significativa pérdida de valores, que se puede entender como una crisis. Los jóvenes expresaron que se debe en gran parte al no contar con una formación adecuada en la familia y en segundo lugar no tener una formación correcta en la escuela.

Más de la mitad de los encuestados afirman que los valores se transmiten, se forman y se desarrollan, ya que constituyen criterios o juicios que están presentes en la sociedad y que orientan las normas, actitudes, opiniones y conductas de las personas.

Los valores no son fijos, cambian con el tiempo, con la sociedad, con las relaciones económicas, con el desarrollo tecnológico entre otras causales. Por ejemplo en los setenta y ochenta no veíamos con buena cara a los cubanos que deseaban vivir en otros países, los tildamos de traidores y de muchos otros epítetos. Hoy muchas familias aplauden la salida de sus hijos al exterior y hacen todo lo posible para su financiamiento.

Este es un claro ejemplo de cómo los valores se modifican a lo largo del tiempo y de las circunstancias que nos tocan vivir. No podemos negar la división de la familia cubana, base de cualquier sociedad. No se debe solo analizar la división que ocurre debido a la migración de millones de cubanos.

La división también se dio en las épocas de las movilizaciones, de los milicianos, de la zafra azucarera, de los planes de construcción, las misiones internacionalistas. En esa época muchas madres fueron también padres. Al calor de la Revolución y de las respuestas a diferentes problemas se pensó más en la inmediatez y menos en las consecuencias a largo plazo.

Si nuestros padres participaron en diversas de esas separaciones oficiales, otro tanto pasó con nuestra juventud. Las escuelas al campo y en el campo, constituyeron otros momentos de separación familiar. Tal vez en el momento donde el joven necesita más del control familiar muchos de nosotros estuvimos lejos de la familia.

No se puede afirmar rotundamente que estas separaciones son la causa de la crisis de valores que nuestra sociedad tiene en la actualidad, pero estoy seguro de que jugó una parte importante. Lo más lamentable es que lo que se perdió en valores es imposible recuperarlo, los problemas se suman y la solución no es a corto plazo.