HISTORIA DE CUBA
Breve historia sobre el origen del cambio de horario
Algunos orígenes modernos se pueden encontrar en una carta publicada por Benjamín Franklin en 1784

Estados Unidos implementó el cambio de horario en 1918 y Cuba lo hizo en 1928. (Foto de referencia © Reloj con carátula del diseñador cubano Rainer Orellana – Cortesía de Rainer Orellana)
La idea de aprovechar al máximo las horas de luz durante el día tiene raíces profundas y se remonta a los tiempos de las civilizaciones antiguas. Culturas de todo el mundo adaptaban sus rutinas a la luz solar para maximizar las horas productivas. Sin embargo, el concepto de adelantar el reloj como una práctica organizada y regular es mucho más reciente.
Uno de los primeros antecedentes modernos sobre esta práctica aparece en una carta anónima publicada por Benjamin Franklin en 1784, cuando se encontraba en París. En su misiva, Franklin sugirió de manera humorística que los parisinos podrían ahorrar cera de velas si se despertaban más temprano en verano, aprovechando así la luz solar en sus actividades diarias. Aunque la carta no pretendía establecer una política de cambio de horario, sí sentó las bases de la idea de sincronizar los horarios con el ciclo de la luz solar.
Años después, el golfista inglés William Willett retomaría este concepto con una propuesta más formal. Durante un paseo a caballo, Willett observó que muchas casas mantenían las persianas bajadas a media mañana en pleno verano, desperdiciando luz natural.
Fue entonces cuando se le ocurrió a Willett la idea de adelantar los relojes durante el verano para extender las horas de luz diurna en las tardes, aumentando así las horas que podía dedicar a jugar al golf, que con tanto dolor se veía obligado a interrumpir al anochecer; y, como resultado secundario, ¿por qué no?, beneficiar las actividades económicas diarias.
En 1907, publicó un panfleto titulado The Waste of Daylight (El derroche de luz diurna), donde detallaba su propuesta: los relojes debían adelantarse en total 80 minutos, divididos en incrementos de 20 minutos cada domingo de abril, y retrasarse gradualmente en septiembre.
La propuesta de Willett argumentaba que el cambio de horario ayudaría a reducir los costos de iluminación en Gran Bretaña, estimados en alrededor de 2,5 millones de libras. Aunque su idea fue discutida en algunos círculos, no tuvo suficiente respaldo y Willett murió en 1915 sin ver realizada su visión.
Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial hizo que la propuesta cobrara mayor relevancia. La necesidad de conservar recursos, especialmente carbón, impulsó a Alemania y Austria a adoptar el cambio de horario el 30 de abril de 1916, adelantando los relojes una hora para aprovechar la luz solar y reducir el uso de energía.
Gran Bretaña siguió el ejemplo de Alemania y aprobó la Ley de Horario de Verano (Summer Time Act) el 17 de mayo de 1916. Pronto, otros países europeos en conflicto, como Francia, Bélgica, Dinamarca, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, Suecia y Turquía, también implementaron esta medida. Estados Unidos adoptaría el cambio en 1918, motivado por la misma urgencia de ahorro energético.
En América Latina, el cambio de horario se fue implementando de manera gradual. En Cuba, el horario de verano fue adoptado oficialmente en 1928, aunque su implementación ha variado a lo largo de los años. Durante períodos de crisis energética, especialmente en las últimas décadas, la isla ha adoptado el horario de verano como una medida para optimizar el consumo eléctrico y aprovechar mejor la luz natural.

Miguel Valdes
5 de noviembre 2018 12:36 PM at 12:36 PM
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