Cuba revisa cooperación en materia de energía atómica

Hace poco vino una inspectora a ponernos una multa porque habíamos baldeado y un poco de agua llegó a la acera. “No sabe compañero que solo está permitido hacer eso los sábados?”, nos preguntó muy seria, mientras sacaba su libreta de poner multas.

Le respondí que desde hace una semana las heces fecales corren por toda nuestra calle sin que nadie intervenga ni ponga multas. Las aguas albañales pasan por encima de todas las entradas de agua potable, esas mismas redes que están llenas de salideros y entradas.

“Eso no es un asunto que me competa a mí”, me dijo la inspectora y me recomendó hablar con mi delegado del Poder Popular, quien justamente vive en el edificio que tiene la fosa desbordada. Él se mostró muy atento pero varios días después nos dice lo de siempre: “hice la gestión pero no hay respuesta aún”.

“Al parecer hay pocos camiones y muchas fosas desbordadas”, le dijeron a él pero lo cierto es que con 50 dólares en menos de una hora tienes un camión cisterna extrayendo desperdicios. Hablo con conocimiento de causa porque he visto con mis propios ojos como los contratan.

Normalmente me encargo yo de buscar los camiones cada vez que la fosa de mis vecinos se desborda. Esta vez quise hacer la experiencia de “ir por los canales establecidos” pero a este paso terminaremos todos con cólera antes de que termine de correr la m… por la calles.

Tomado de: Blog cartas desde cuba (autor Fernando Ravsberg)