Denuncia ante la ONU: Cuba presenta la población carcelaria más alta del mundo

En una sesión del Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas se denunció que Cuba, acoge a la población carcelaria más alta del mundo, con más de 127 mil ciudadanos privados de su libertad.

Sébastien Touzé, relator para Cuba y vicepresidente del comité, citó la cifra presentada a través de un informe de la organización Prisoners Defenders, que elaboró este documento, basándose en testimonios de agentes del Ministerio del Interior y otras fuentes.

Al desglosarse esa alarmante cantidad, unos 90.300 ciudadanos se encuentran en las diferentes prisiones cubanas y alrededor de 37.500 permanecen arrestados en otros lugares utilizados por el régimen como centros improvisados de detención.

“Unas 11 mil personas estarían encarceladas en Cuba sin haber cometido ningún delito”, manifestó Touzé ante una delegación del gobierno que en la misma sesión ofreció respuestas nada creíbles ante las preguntas expresadas por expertos del comité.

Rodolfo Benítez Verson, director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, rechazó la cifra expuesta por Touzé y además señaló que en la Isla “no hay personas privadas de libertad por el ejercicio de sus derechos humanos, ni por sus posiciones políticas”.

La delegación cubana también mencionó que en su país existe una tendencia a la disminución del número de presos, pese a las múltiples denuncias sobre los cientos de detenidos durante y después de las protestas masivas del pasado 11 de julio.

Respecto a este estallido social no visto en más de 60 años en el territorio cubano, Claude Heller, presidente del comité, calificó como severas las sentencias dictadas contra los manifestantes detenidos y acusados por cometer el supuesto delito de “sedición”.

Asimismo, recordó que el comité “no es un órgano injerencista, no es un órgano político, no emite recetas, pero da recomendaciones que sí contribuyen al cumplimiento de la Convención contra la Tortura”.

Ante este señalamiento, Benítez Verson mantuvo el discurso desapegado a la realidad, asegurando que las fuerzas del orden en Cuba no tienen en sus prácticas actos como “amenazas, violencia, hostigamiento e intimidación, sus comportamientos se fundamentan en el respeto a la dignidad humana, sin importar las creencias políticas”.

El delegado castrista desacreditó el espíritu ciudadano de las protestas masivas al indicar frente al organismo de la ONU que estas manifestaciones vividas en toda la Isla fueron financiadas por Estados Unidos con el único fin de “derrocar a la revolución cubana”.

El gobierno cubano de manera periódica debe presentar un informe ante el citado comité por ser parte de la Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes.