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Denuncian por ciberacoso al pintor cubano Iván Carbonell
No recibió castigo por parte de las autoridades porque este delito “no existe en Cuba”
Un caso de ciberacoso contra una joven escritora cubana ha desatado la indignación de cientos de usuarios esta semana en Facebook, donde quedó expuesto el comportamiento inapropiado del pintor Iván Carbonell Guerra, conocido como “Machuty”.
La víctima fue Lisbeth Lima Hechevarría, vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Santiago de Cuba y madre de un niño. La escritora se presentó incluso ante las autoridades pero, como es de esperar en un país donde no existe una ley que proteja a las mujeres de la violencia machista, su reclamo fue desestimado.
Desde la plataforma feminista YoSíTeCreo en Cuba fue detallada esta situación por el escritor Abel Roblejo, con el consentimiento de Lima Hechevarría.
El pasado 7 de marzo, víspera del Día Internacional de la Mujer, recibió una llamada de su amiga, en la que le contó el acoso del que estaba siendo víctima.
Carbonell Guerra se le acercó diciéndole que era un “pintor muy famoso” y pedía la oportunidad para que su obra se promocione a través de la citada asociación. La escritora aceptó al pintor como amigo en Facebook e intercambiaron número telefónicos, una actividad común entre artistas de la Isla.
“Ahí comenzaron los mensajes con enlaces a artículos sobre la obra de Iván Carbonell, invitaciones reiteradas a que Lisbeth lo entrevistara y le hiciera promoción: a pesar de que ella siempre le decía que no la haría… debido a que ella es escritora y no periodista. Elementos que le fueron reiterados a este personaje en varias ocasiones”, agregó Roblejo.
Ante el rechazo, Carbonell Guerra cambió el sentido de sus mensajes a más personales, groseras solicitudes sexuales y ofensas vía Messenger.
Lima Hechevarría lo bloqueó en Facebook y por ello el acoso se trasladó al WhatsApp, donde también se le cortó la comunicación. Esto no detuvo al pintor, ya que empezó a llamarla a modo de cobro revertido para que la afectada no viera el nombre en el identificador.
La escritora y Roblejo decidieron denunciar públicamente al pintor en redes sociales y entre las expresiones de apoyo aparecieron otras mujeres que también fueron acosadas por el mismo sujeto.
“Comenzaron a salir a la luz, más de una docena de mujeres que habían sido víctimas de este personaje. Todas, mujeres vinculadas al arte de alguna manera y con el mismo modus operandi. Ah: mujeres y hombres. Ya que el ciberacoso de este señor no se limitó solo a mujeres; aunque solo con ellas ofrecía sus favores sexuales”, agregó.
Lima Hechevarría se dirigió a las oficinas de ETECSA y solicitó que cerraran la línea al acosador, pero como necesitaba una orden de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), a Carbonell solo le mandaron un mensaje de texto advirtiéndole que, si continuaba, le anularían el servicio.
También trató de denunciarlo ante la PNR por el delito de ciberacoso, pero se llevó una mala experiencia y negativas para que proceda la querella como tal.
La PNR tardó tres días en establecer la denuncia ya que Lima Hechevarría fue atendida por un elemento semi analfabeto que tenía muchos errores al momento de escribir, además exigía a la afectada que repitiera varias veces los momentos incómodos del acoso.
“Al final de todo ese trabajo, le dijeron que aquello no era acoso, ya que Iván Carbonell nunca la tocó físicamente. Lisbeth, sorprendida al escuchar esto, le explicó que aquello era inaudito y les preguntó si no conocían lo que era ciberacoso”, agregó Roblejo.
Para responder la pregunta, los policías sacaron un manual viejísimo con páginas amarillas y polvorientas que les sirvió para decir que la mujer fue víctima de una injuria, no de acoso.
“Al final, le explicaron que lo que se penaliza en Cuba es la injuria, no el acoso, la denuncia terminó siendo por Injuria y no por acoso”, manifestó Roblejo.
Carbonell Guerra siguió acosando a la escritora e incluso trató de confundirla diciéndole que ella misma provocó todo lo mencionado.
Roblejo lamentó que la PNR siga basando sus acciones en un manual creado cuando en Cuba no existía el internet ni las redes sociales, también recriminó que las autoridades piensen primero en consecuencias políticas cuando se trata de estos temas en vez de los problemas psicológicos que puedan tener las víctimas.
“¿Qué hay que esperar? ¿Cuántas personas más tienen que sufrir el acoso y ciberacoso para que se penalice por la ley? ¿Cuántas personas tienen que morir o terminar traumatizadas por este personaje Iván Carbonell para que se haga algo al respecto? Entre todos, exijamos una ley contra el acoso”, finalizó Roblejo.
Replicamos esta denuncia a pedido de su autor Abel GRoblejo y que cuenta con el consentimiento de la afectada.
Amigos,…
Publicada por YoSíTeCreo en Cuba en Lunes, 15 de marzo de 2021