Díaz-Canel concluye su visita a Granma en “momentos difíciles”

El mandatario designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, dio cierre a una visita de gobierno de dos días a la oriental provincia de Granma, en la que reconoció la difícil situación económica que atraviesa la isla y con ello el temor de los cubanos de volver a pasar un periodo especial tan duro como el de los años noventa del pasado siglo.

“Sabemos que estamos viviendo tiempos difíciles. Hemos tenido problemas de abastecimiento, de financiamiento y otras limitaciones producidas por las nuevas medidas de Estados Unidos, la persecución financiera y el recrudecimiento del bloqueo”, expresó el sustituto de Raúl Castro, que en buen cubano le soltó “una papa caliente”.

Como siempre la culpa de todo la tiene el imperialismo y si bien desde el pasado dos de mayo hay un recrudecimiento en las sanciones con la aplicación del artículo III de la Ley Helms-Burton y la limitación al envío de remesas, lo cierto es que la crisis alimentaria en la isla viene dándose desde finales de 2018.

El pasado 10 de abril, el general Castro en la Asamblea Nacional dijo que “estamos enfrentando dificultades adicionales y que la situación pudiera agravarse en los próximos meses”, pero negó que la Isla estuviese retornando a un período especial.

Para calmar los ánimos se repite el mismo discurso que se ha equivocado tantas veces. El que treinta años después propone las mismas estrategias, la de resistir. Lo que pasa es que quienes piden eso no han tenido que atravesar las penurias del pueblo.

Ahora le toca a Díaz-Canel volver con las mismas palabras “nada de eso nos amilana y con firmeza vamos a seguir combatiendo y vamos a seguir venciendo. Ese es el mayor homenaje que podemos hacer a Fidel y la mejor manera de perpetuar la Revolución.”

Se debe tener mucho cuidado a un estallido social, pues las condiciones ya no son igual que en los noventa, eso es verdad. El nuevo liderazgo no puede reivindicar una raíz histórica, la circulación del dólar ya no será una estrategia, y destapar la olla de presión con una salida migratoria en masa está descartada con la presencia de Donald Trump, quien considera la crisis migratoria en la frontera como un asunto de seguridad nacional.