Díaz-Canel llama a “evaluar todas las tecnologías en hoteles” para evitar explosiones como la del Saratoga

Al calor de los hechos y en medio de las tareas de rescate de las víctimas que quedaron atrapadas tras el derrumbe del hotel Saratoga y las edificaciones aledañas, Miguel Díaz-Canel hizo declaraciones a la prensa oficialista, que el propio Partido Comunista tildaría de desacertadas.

En las palabras del mandatario designado, primó su pensamiento ingenieril y no la de un cuadro político con más de 40 años de experiencia. “Hay que analizar si existieron problemas técnicos y, si fue así, hay que evaluar todas las tecnologías que tengamos en hoteles u otro tipo de instituciones que puedan tener afectaciones, y que eso nos sirva para evitar daños de este tipo”, expresó el dirigente castrista en lo que pudiera ser considerado como un “jarro de agua de fría” para la confianza del turismo internacional en Cuba como un “destino seguro”.

El pensamiento vertido por Díaz-Canel, sin pensar mucho en las consecuencias de lo que decía, fue lógico: si lo sucedido pasó en un hotel con categoría cinco estrellas en pleno centro histórico de La Habana Vieja, ¿bajo qué condiciones estarán el resto de las instalaciones hoteleras del país de una menor categoría?

Otra opción barajada por el graduado en ingeniería electrónica en su natal Santa Clara fue un error en la manipulación. Sobre ello dijo que “si fue por un problema de manipulación, eso no puede repetirse. Hay que sacar la experiencia”.

En cualquiera de las dos opciones que pudieron darse, o incluso una combinación de ambas, el principal detalle radica en la ausencia de instituciones independientes en Cuba, que supervisen los protocolos y las buenas prácticas de construcción de hoteles y manejo de sustancias inflamables como el gas licuado de petróleo (GLP).

Entre las características del gas licuado destaca que no es visible a simple vista y tiende a ocupar todo el volumen del espacio donde pueda expandirse. Por lo tanto, cuando hay una fuga, el gas va propagándose por todo el lugar.

Las normas de protección internacionales indican que los depósitos de gas propano o butano, no pueden ubicarse en los sótanos de las edificaciones. Además, deben instalarse sensores de gas en zonas próximas al suelo (donde se acumula con mayor facilidad), para que avisen cuando ocurre una fuga.

Los hoteles en Cuba son construidos por las empresas estatales subordinadas a los militares al mando del Grupo de la Administración Empresarial S.A. (GAESA). Ellos deciden cómo construir el hotel y en cuánto tiempo debe terminarse sin tener un organismo regulador que dé el visto bueno.

Estas instalaciones tampoco están aseguradas ante catástrofes como la ocurrida, pues en la Isla tampoco hay presencia de compañías aseguradoras que para firmar un contrato exigen el cumplimiento de todas las normas de protección.