Díaz-Canel reconoce que en Cuba no hay separación de poderes

Díaz-Canel reconoce que en Cuba no hay separación de poderes. (Foto: Presidencia de Cuba)

El sucesor de Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel -cuya elección como mandatario no está amparada por elección popular, reconoció públicamente que en Cuba no hay separación de poder y en la explicación que intentó dar tergiversó las funciones de contrapesos que tienen los poderes públicos por separados.

De acuerdo con las propias palabras del también primer secretario del Partido Comunista y que fueron difundidas en televisión nacional, “en el mundo se habla mucho de la división de poderes” pero en Cuba lo que hay es “unidad de poderes”.

“El poder legislativo está generalmente en las instituciones que aprueban leyes, el poder ejecutivo en el Gobierno y el poder judicial en los tribunales, pero en Cuba no se trabaja con la división de poderes. Se trabaja con la unidad de poderes, a través de órganos que tienen funciones diferentes”, comentó Díaz-Canel.

En las democracias modernas se cuida la separación de estos poderes públicos para que sirvan de contrapeso y coexistan en un equilibrio en función de las libertades y la protección de un ciudadano. Son múltiples los ejemplos donde un juez de un simple distrito, haciendo uso de sus facultades legales, detiene una orden presidencial que fue emitida por el poder ejecutivo pues interpreta que va contra las leyes del país, evitando de esta manera los mandos únicos que terminan en dictadura.

La situación antes descrita es imposible que suceda en Cuba donde hay régimen autoritario que controla todos los poderes del país con mano de hierro.

Como suele suceder con la propaganda comunista, Díaz-Canel ligó los conceptos de Patria, Revolución, Pueblo y Partido Comunista. “El concepto de poder que se usa en Cuba, en la revolución cubana, es el concepto de poder popular, que está subordinado o se construye en el concepto de soberanía popular”.

En una reflexión propia de un ejercicio de trabalenguas, el sucesor de Raúl Castro dijo “¿Y cuándo hay soberanía popular? Cuando, como dice uno de los artículos de nuestra Constitución, todo está en función del soberano. ¿Y quién es el soberano? El pueblo. Y como es el pueblo todos esos poderes se desarrollan a través de la participación del pueblo y de las instituciones o los órganos que representan al pueblo. Y ahí después vamos a ver cómo el pueblo participa de manera directa e indirecta”.

Estos intentos de clara manipulación de la población cubana que desde 1952 vio rota la sucesión democrática a través de elecciones presidenciales periódicos, son advertidos por catedráticos y estudiosos de estos temas.

Incluso algunos de ellos como el economista Mauricio de Miranda advierte que más temprano que tarde esta “ideologización esclerosada” tendrá un efecto bumerán pues no cala en las generaciones más jóvenes, sobre todo aquellas nacidas luego de la década del 90.

De Miranda escribe en su perfil de Facebook que “en franco desafío a la realidad, desde las estructuras del poder y sus medios de propaganda se mantiene un discurso ideológico esclerosado, que intenta sacralizar conceptos como Revolución o Socialismo para inscribirlos en piedra, y de paso, pretende que su propia definición de tales conceptos sea la única aceptable. A tenor con esto allanan peligrosamente el camino al rechazo total, por parte sobre todo de las jóvenes generaciones”.