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Doctora cubana revela la represión sufrida en la Isla mientras espera asilo en Estados Unidos
“Me falsificaron mi expediente laboral y me introdujeron un documento que decía que yo era una desafecta a la comunidad”
Karelia Borrego, una doctora en medicina general integral de Cuba, ha solicitado asilo político en los Estados Unidos, tras denunciar una persecución sistemática por parte del régimen de la Isla en contra de ella y su familia.
En una entrevista exclusiva con Telemundo 51, la profesional de la salud narró su dramática historia, marcada por años de represión, la cual la llevó a huir de su país en busca de seguridad y libertad.
Desde el año 2011, Borrego fue desvinculada de su profesión médica, lo que ella atribuye a su postura crítica hacia el gobierno cubano. “Me falsificaron mi expediente laboral y me introdujeron un documento que decía que yo era una desafecta a la comunidad, una disidente, y que pertenecía a condiciones de derechos humanos”.
Tras obtener su diploma en Medicina Natural y Tradicional, así como en Homeopatía, la cubana comenzó a trabajar en el policlínico Jorge Luis Ramírez, en el municipio Plaza de la Revolución. Este traslado fue solicitado por la directora del centro en aquel momento, aunque no se formalizó con un documento oficial, informó CubaNet.
Ocho meses después, el 12 de octubre, la directora de dicho policlínico le informó a Borrego que, debido a la reorganización de los servicios de salud, debía reincorporarse al consultorio en su lugar de residencia. A pesar de esta orden, la ahora exiliada decidió continuar en su puesto, preocupada por dejar a sus pacientes sin especialista.
El 5 de diciembre, apenas dos meses después de haber recibido la notificación de traslado, Borrego fue sancionada con la separación definitiva de la entidad por ausencias injustificadas. Durante este proceso, la administración del policlínico no le entregó el modelo SNC 225 ni la Hoja de Resumen Laboral, lo que dificultó su reubicación en otro centro de salud.
La desvinculación laboral provocó que ella y su familia enfrentaran amenazas de desalojo por parte de funcionarios de Salud Pública, el Partido Comunista y otras organizaciones, ya que su vivienda estaba asignada como medio básico de Salud Pública. Esto significaba que, al perder su trabajo, también perdía el derecho a ocupar el apartamento donde residía.
En un intento por defenderse, Borrego acudió a la prensa independiente, lo que intensificó la persecución en su contra. A raíz de esto, la situación se volvió insostenible, ya que el régimen cubano incrementó la represión, dificultando aún más su vida en la Isla.
En 2023, la doctora tomó la difícil decisión de salir de Cuba con uno de sus tres hijos, viajando inicialmente a la República Dominicana. Sin embargo, su calvario no terminó en ese país, puesto que, según su testimonio, continuó siendo vigilada en el extranjero. “Me pedían la hora y me tomaban fotos en la cara”, relató, describiendo la constante vigilancia a la que fue sometida incluso fuera de la Isla.
Ante el aumento de la presión y el temor por su seguridad, decidió emprender una peligrosa travesía hacia Estados Unidos, en busca de asilo político. Al llegar a la frontera sur de este país, ella y su hijo fueron detenidos por las autoridades migratorias. Durante su retención, Borrego denunció haber sufrido malos tratos y humillaciones en los controles de seguridad.
El 9 de agosto de 2023, fue liberada en suelo estadounidense bajo la condición de portar un grillete electrónico y con el documento I-220A, que le permite esperar su proceso de asilo. Sin embargo, su hijo fue devuelto a México, lo que ha causado un profundo dolor en la doctora. “A veces me pregunto si valió la pena, porque dejé a mi hijo pequeño”, dijo entre lágrimas, lamentando la separación forzosa de su familia.
La Dra. ahora deberá presentar su caso ante un juez de inmigración. Su hijo, Diago Borrego, también expresó su temor a regresar a Cuba. “Nos convertiríamos automáticamente en presos políticos”, afirmó. A pesar de las dificultades, tanto madre como hijo mantienen la esperanza de reunirse en Estados Unidos y de lograr la protección legal que les permita vivir en libertad.